La crisis ha repercutido gravemente sobre el empleo y la producción y ha empujado a millones de personas a la pobreza. Sin embargo, aunque la pandemia acabó con muchos puestos de trabajo y empresas, también creó otros que requieren de una nueva serie de habilidades, especialmente en materia digital, las cuales pueden ser difíciles de encontrar entre la población actualmente.
En este contexto, invertir en ciertas destrezas y conocimientos para los puestos de trabajo del futuro se ha convertido en una necesidad crítica y urgente, sobre todo para los países en vías de desarrollo como México.
“Cuando las empresas comiencen a contratar, muchas buscarán nuevas habilidades. La readaptación profesional y la formación complementaria de la población serán fundamentales no solo para la recuperación y la transformación económica, sino también para la equidad y la inclusión”, advierte el Banco Mundial.
De acuerdo con esta institución y su estudio titulado “La vía rápida hacia nuevas competencias”, la educación superior podría convertirse en un formidable motor de progreso económico y social si el país desarrolla capital humano calificado
“Es poco probable que los puestos de trabajo que han desaparecido vuelvan a crearse. Para recuperar el empleo, dichas personas tienen que adquirir las habilidades relevantes para el nuevo mundo laboral. Entre ellas se encuentran las cognitivas (como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis y la resolución de problemas), así como las interpersonales (como el trabajo en equipo, la comunicación y la gestión) que permiten realizar tareas no rutinarias y complejas que no pueden ser automatizadas o desarrolladas por plataformas electrónicas”, explica el Banco Mundial.
Programas de ciclo corto
Para capacitar de manera eficaz a la población necesitada de un trabajo, crear empleos y reactivar la economía, el impulso de los PCC o programas de ciclo cortos, son fundamentales.
“Hay un tipo específico de programa de educación superior que forma capital humano calificado en dos o tres años: los llamados programas de ciclo corto. A diferencia de los programas universitarios que suelen durar entre cuatro y seis años en América Latina, los PCC son breves, eminentemente prácticos y tienen un objetivo claro de formar a estudiantes para trabajar de forma casi inmediata”, dice el estudio “La vía rápida hacia nuevas competencias”.
Más de una profesión en la vida
De acuerdo con las nuevas tendencias laborales que surgieron a raíz de la pandemia por COVID-19 y con los pronósticos del Banco Mundial, en el futuro cercano las personas dejarán de dedicarse a una sola profesión y comenzarán a desarrollar habilidades más variadas que les permitan, ya sea evolucionar laboralmente, o moverse en diversos campos.
“Si se diseñan correctamente, los PCC tienen el potencial de convertirse en una herramienta fundamental para el desarrollo de la mano de obra en el nuevo mundo del trabajo, en el que cabe esperar que las personas cambien de ocupación —y tal vez de profesión— varias veces a lo largo de su vida, y en el que la formación debe impartirse de forma rápida, eficaz y en estrecha relación con el mercado laboral”, dice el Banco Mundial.
Aunado a esto, la institución bancaria internacional añade que tras la crisis del COVID-19, la recuperación dependerá fundamentalmente de la formación complementaria y la readaptación profesional de la mano de obra para apoyar la transformación económica.
“Las recientes crisis económicas en América Latina suponen una razón adicional por la que las habilidades deben ocupar un lugar destacado en la trayectoria de recuperación de la crisis actual.
“Dado que los Gobiernos se enfrentan a limitaciones presupuestarias extremadamente severas, utilizar los recursos existentes de forma eficiente es de vital importancia, por lo que al ser breves y eminentemente prácticos, los PCC constituyen una promesa y un resquicio de esperanza en medio de un complicado panorama tanto en materia económica, educativa y laboral”.
Nueva fuerza de trabajo
Adquirir nuevas habilidades en un mundo cada vez más automatizado puede ser la diferencia entre tener un empleo o no, advierte el Banco Mundial.
“En el último año, las máquinas y las plataformas electrónicas han sustituido a los trabajadores en algunos sectores. Incluso antes de la pandemia, las máquinas habían empezado a reemplazar a las personas en tareas rutinarias mediante la automatización; internet había sustituido la interacción personal a través de plataformas electrónicas; y la productividad y el valor de mercado de los trabajadores que producen valor agregado intangible ya estaba en alza”.
Por este motivo es que la dinámica de formación tanto de los trabajadores como de los estudiantes debe evolucionar y así ayudar a revertir tanto la crisis económica como la laboral y educativa en el país.