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El diagnóstico del gobierno mexicano es acertado.
El país no puede esperar a que el precio del petróleo recupere su nivel de más de 100 dólares porque, en palabras del secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, el mercado enfrenta un problema estructural.
Esto se ha vuelto a confirmar en los últimos reportes mensuales de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
En el último mes, los precios del petróleo se incrementaron alrededor de 10 por ciento, registrando niveles encima de los 50 dólares por primera vez desde junio. Además, Estados Unidos, el país cuya revolución energética llevó al mercado de crudo a mínimos de seis años, registró un declive en su producción petrolera por primera vez en ocho años.
Esto generó la expectativa de que podría estar creándose un piso sobre el cual el valor del crudo comenzaría a despegar gradualmente.
El argumento se topó con dos de los perspectivas más influyentes de la industria.
La IEA planteó en su reporte que el mercado continuará estancado durante el siguiente año. La demanda de petróleo se reducirá a raíz de las débiles expectativas de crecimiento global.
En cambio, el exceso de oferta prevalecerá en 2016, particularmente por el crecimiento en la producción de países de la OPEP. El grupo está produciendo 31.57 millones de barriles diarios, la mayor cantidad en los últimos tres años.
El levantamiento de sanciones económicas a Irán (miembro de la OPEP) le permitirá regresar al mercado petrolero internacional. La IEA espera que el país incremente su producción en 600 mil barriles diarios en los siguientes seis meses como un intento para recuperar la participación de mercado perdida.
Asimismo, Irak, otro miembro del cártel, está registrando niveles récord de producción y ha sustituido a Estados Unidos como la principal fuente de nuevas aportaciones al mercado.
‘Shale’ en problemas
Los productores shale de Estados Unidos representaron el factor que cambió el juego de la industria energética y llevó al mercado a una nueva realidad de precios bajos. La estrategia de la OPEP de producir a niveles récord y defender su participación de mercado está abocada a llevar a los productores shale a la quiebra y asegurar el retorno de la coyuntura anterior de precios altos y estables.
La industria shale, caracterizada por su alto endeudamiento y una onerosa estructura de costos, está resintiendo los efectos de esta estrategia.
De acuerdo al reporte la OPEP, la producción petrolera de Estados Unidos descenderá 0.5 por ciento el siguiente año. Esto va en línea con la tendencia de desaceleración de la industria energética de ese país. Cifras del Departamento de Energía de Estados Unidos detallan que la producción se redujo en 330 mil barriles diarios del bimestre junio-julio al bimestre agosto septiembre.
Baker Hughes, una firma de servicios energéticos, estima que más de la mitad de los yacimientos de shale en Estados Unidos se han dejado de explotar en los últimos doce meses.
El éxito de la política de la OPEP aún es incierto ya que los productores shale han mostrado gran resiliencia al reducir dramáticamente sus costos y a que han diseñado una aguda estrategia de coberturas financieras que los mantiene a flote.
Sin embargo, mientras esta batalla se dirime, la IEA es categórica en su conclusión: “el mercado petrolero se encontrará fuera de balance por un largo tiempo”.
