Aumenta la presión sobre Citigroup
Citigroup, el tercer banco estadounidense más grande por activos, definirá su futuro en estas dos semanas cuando se publiquen las pruebas de estrés de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos.
El 11 de marzo, los reguladores estadounidenses publicarán un reporte donde se determinará si el plan de capital de Citigroup es aprobado.
Rodrigo CarbajalCitigroup, el tercer banco estadounidense más grande por activos, definirá su futuro en estas dos semanas cuando se publiquen las pruebas de estrés de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos.
El 11 de marzo, los reguladores estadounidenses publicarán un reporte donde se determinará si el plan de capital de Citigroup es aprobado.
Esto pone en tela de juicio a la dirección ejecutiva del banco, cuya reconfiguración es vista como un evento altamente probable en caso de que no se pasen las pruebas de estrés, según dijeron dos ejecutivos de la firma al diario Financial Times.
El consenso de analistas argumenta que la venta de Banamex, subsidiaria de Citigroup, es la respuesta más viable al potencial fracaso regulatorio.
Ayer, Citigroup vendió el 10 por ciento de su participación en el banco turco Akbank por 1.2 mil millones de dólares. Asimismo, a inicios de este mes, Citigroup se deshizo de su subsidiaria OneMain Financial Holdings, obteniendo 4.25 mil millones de dólares.
Reto regulatorio
Las pruebas de estrés evalúan la reacción de los bancos bajo un escenario financiero adverso. La Reserva Federal mide el capital de los bancos para absorber potenciales pérdidas, así como sus procedimientos de control de riesgo. Con el fin de evitar un contagio sistémico como el que provocó la crisis de 2008, los reguladores someten a 31 bancos a las pruebas de estrés.
El incremento de dividendos para los accionistas y los programas de recompra de acciones de los bancos están condicionados por la aprobación de las pruebas de estrés.
Estos exámenes se han convertido en un tema toral para la dirección de Citigroup. El fracaso del banco en las pruebas de 2012 le costó el puesto a Vikram Pandit, entonces director general de Citigroup.
Analistas consideran que Michael Corbat, sucesor de Pandit, saldría del banco si no se recibe una buena respuesta de la Reserva Federal respecto a las pruebas de este año. Corbat y su director de finanzas se encuentran fuertemente presionados por los accionistas, cuya paciencia se agota tras la falta de resultados en años pasados.
En 2014, el plan de capital del banco no fue aprobado por los reguladores, por segunda ocasión en tres años. Desde entonces, la permanencia de Corbat en la dirección general se puso en duda. Citigroup gastó 180 millones de dólares en la segunda mitad de 2014 en mejoras al proceso de auditoría y aplazó el retiro de Eugene McQuade, un ejecutivo veterano en temas regulatorios.
El año pasado, Citigroup fue el único de los cinco mayores bancos estadounidenses que no pasó las pruebas de estrés.
A pesar de que cuenta con niveles de capital por encima de los requisitos regulatorios, el área de oportunidad de la firma se encuentra en condiciones cualitativas que evalúan las pruebas de estrés, de acuerdo a Mike Mayo, analista de la firma CLSA.
Un reporte de la Reserva Federal del año pasado expresó preocupación por la capacidad del banco para proyectar pérdidas y ganancias en un escenario de estrés financiero. Además, existen dudas respecto del control que ejerce Citigroup, un gigante financiero, sobre sus subsidiarias alrededor del mundo.
El año pasado, el fraude de Oceanografía le costó 400 millones de dólares a Citigroup y eventualmente provocó la salida de Manuel Medina Mora, co presidente del banco y el mexicano de mayor rango en la organización.
El fracaso en las pruebas de estrés revive la crítica a los bancos que son considerados “demasiado grandes para caer”, dado el riesgo sistémico que representan.