La reducción en el consumo de las drogas tradicionales, como la heroína y la cocaina, difícilmente puede ser visto como un triunfo del combate al narcotráfico.
Cifras publicadas recientemente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirman que, al mismo tiempo que se ha visto una disminución del uso de estas sustancias, el mercado se ha saturado con la creación de nuevas drogas sintéticas.
En su última actualización sobre el tema, el catálogo de drogas de la ONU refleja la creación de 348 nuevas drogas psicoactivas.
La mayoría de estas nuevas sustancias fueron creadas a partir del año 2008, e incluye 110 drogas sintéticas de cannabis, mismas que intentan imitar los efectos de la mariguana.
La revista especializada The Economist afirma que el mercado de drogas se encuentra en un punto de inflexión en el que las drogas sintéticas, aquellas que requieren de un proceso químico complejo para su fabricación, cada vez son más populares.
Entre el 2010 y el 2012 se duplicó el consumo de drogas sintéticas más tradicionales, como las metanfetaminas, gracias, principalmente, a un aumento de la demanda en Sudamérica, África y Asia.
Sin embargo, la mayor parte del consumo de drogas se ha concentrado en las nuevas sustancias que surgen cada día.
Productores ahora comparten vía Internet nuevas recetas para producir estupefacientes y alucinógenos para venderlas después como químicos con diferentes usos (no necesariamente para consumo humano).
Ha sido tan rápida esta evolución que, de acuerdo a The Economist, vendedores se han convertido sin querer en narcotraficantes de un día para otro cuando las autoridades deciden prohibir la venta de alguna sustancia nueva.
El futuro del combate
La guerra contra las drogas no ha tenido el efecto deseado de disminuir el consumo de sustancias adictivas y dañinas para la salud.
Cuando en el 2010 se disminuyó la oferta de éxtasis en Inglaterra, otras drogas, como la mefedrona, ocuparon rápidamente su lugar. La misma historia se repite en diversos países.
Mientras tanto, los gobiernos se han cerrado únicamente a prohibir todo tipo de sustancias, sin al menos realizar estudios sobre sus efectos negativos.
No existe una política clara acerca de cuándo una droga debe ser ilegal o no, los efectos negativos del alcohol y el tabaco generalmente son ignorados por los puristas.
Las autoridades se encuentran en una carrera para mantenerse al mismo ritmo de los cambios entre los consumidores y el mercado