BP en la mira
Cuando British Petroleum compró a la estadounidense Amoco en 1998, el resto de la industria energética reaccionó con una ola de consolidación que resultó en la creación de las petroleras privadas conocidas como las supermajors.
Pero más de 15 años después, la empresa (ahora conocida como BP) ha sufrido un severo declive, y ahora es ella la que debe cuidarse la espalda ante la posibilidad de una adquisición agresiva.
Rolando HinojosaCuando British Petroleum compró a la estadounidense Amoco en 1998, el resto de la industria energética reaccionó con una ola de consolidación que resultó en la creación de las petroleras privadas conocidas como las supermajors.
Pero más de 15 años después, la empresa (ahora conocida como BP) ha sufrido un severo declive, y ahora es ella la que debe cuidarse la espalda ante la posibilidad de una adquisición agresiva.
A raíz de su accidente en el Golfo de México en 2010, BP ha tenido que vender alrededor de un tercio de sus activos, además de que podría enfrentar costos de más de 40 mil millones de dólares y su producción ha caído casi 25 por ciento.
Bloomberg reporta que la directiva de BP se encuentra preocupada por la vulnerabilidad de la compañía, realizando investigaciones internas y solicitando la asesoría de empresas como Morgan Stanley para preparar una estrategia de defensa ante este escenario.
Estos miedos en parte son una reacción al reciente anuncio por parte de Royal Dutch Shell, que busca invertir 70 mil millones de dólares para adquirir a la productora británica BG Group.
Al parecer, antes de decidirse por BG, Shell consideró a BP como un potencial blanco de adquisición, según indicó a Bloomberg alguien cercano a la discusión.
Fortaleza americana
Interna y externamente, Exxon Mobil y Chevron, los mayores productores estadounidenses, son ahora vistos como los únicos candidatos que serían capaces de amenazar realísticamente la independencia de BP.
Pero aunque las estadounidenses tienen la fortaleza financiera para realizar una transacción de esta magnitud, las dificultades legales de BP podrían volverla poco atractiva para una compra, ya que la empresa sigue enfrentándose a costosas demandas y juicios en Estados Unidos por su accidente.
Además, el combinar dos de las mayores empresas energéticas del mundo podría ser impedido por reguladores de competencia económica a ambos lados del Atlántico, preocupados por la creación de un actor preponderante.