Las grandes firmas energéticas globales se encuentran a la defensiva. El recorte de costos, la suspensión de proyectos y las ventas de activos se han convertido en una constante a lo largo de toda la industria petrolera.
El escenario de bajos precios de crudo que ha predominado en los últimos dos años ha cambiado el paradigma de expansión que solía ser el principal lineamiento estratégico para las grandes firmas petroleras.
A pesar de que estas empresas aún buscan mantener intactos los dividendos que se pagan a los accionistas, el endeudamiento y la desagregación de activos se han vuelto las dos salidas principales para compensar la pérdida de flujo de efectivo que caracteriza al sector.
En ese sentido, BP, una de las cinco mayores petroleras privadas a nivel global, anunció que busca vender su participación de 50 por ciento en la firma petroquímica SECCO. Ésta es la mayor refinería en China y representa la inversión más significativa de BP en el país asiático.
De acuerdo a estimaciones de la compañía, la venta de esta participación le redituaría entre 2 y 3 mil millones de dólares a la petrolera británica.
Nueva realidad
Conforme se asentó la nueva realidad de bajos precios energéticos, el negocio de exploración y producción, denominado upstream en el argot de la industria, rápidamente fue castigado por el mercado. En cambio, el negocio de refinería y petroquímica, denominado downstream, se benefició de la caída del valor del crudo.
La rentabilidad del downstream le ha permitido a las grandes firmas energéticas compensar parte de las pérdidas generadas por el upstream, utilizando este negocio como una suerte de cobertura frente a los vaivenes del precio del petróleo.
La mayor parte de los recortes de costos que han realizado las firmas de la industria han tenido lugar en proyectos de exploración y producción. Wood Mackenzie, una consultora especializada en el sector energético, estima que desde que inició la debacle del mercado petrolero en el 2014, la industria ha reducido su gasto en capital en upstream en alrededor de un billón de dólares.
Sin embargo, BP ha optado por capitalizar una parte relevante de su negocio de downstream en un momento en el que el escenario de precios se presta para maximizar el valor de venta de las refinerías.
Un vocero de la compañía refirió que la estrategia de desagregación de activos de BP incluye la venta de negocios en los que no se tiene control mayoritario.
La gigante petrolera China Sinopec, una paraestatal, es la dueña del 50 por ciento que BP no posee de SECCO. Esta compañía cuenta con el derecho preferencial de compra, pero ha dicho que aún está evaluando las condiciones de BP y que no se ha tomado una decisión al respecto.
Política de desagregación
Durante la presentación de sus últimos resultados trimestrales, BP anunció que su programa de desagregación de activos de este año se encuentra en el rango de entre 3 mil millones de dólares y 5 mil millones de dólares. Hasta el momento, la compañía ya tiene apalabrados tratos para descargar 1.9 mil millones de dólares en activos.
Desde que ocurrió el derrame de BP en el Golfo de México en el 2010, la compañía ha tenido que desembarcar más de 50 mil millones en activos para poder pagar las multas y tarifas legales derivadas de este evento.
Además, aunque BP inició su programa de desagregación antes que el resto del sector, Chevron y BG Group son ejemplos recientes de compañías que han vendido activos en China.