La propuesta fusión entre las cerveceras Anheuser-Busch InBev (AB InBev) y SABMiller ha logrado sortear los que se suponía fueran sus mayores obstáculos, pero ahora enfrenta dificultades debido a las consecuencias del quiebre entre el Reino Unido y la Unión Europea (Brexit).
El acuerdo original entre AB InBev, propietaria de Grupo Modelo, y SABMiller estaba valuado en alrededor de 70 mil millones de libras esterlinas o el equivalente a 106 mil millones de dólares, y logró conseguir la aprobación de los reguladores de competencia económica en Estados Unidos y Europa.
En las estimaciones originales, se pronosticaba que la megacervecera resultante de esta unión tendría la posición número uno o dos en 24 de los 30 mayores mercados del mundo, sería responsable de aproximadamente una de cada tres cervezas vendidas a nivel global, y capturaría alrededor de la mitad de las ganancias de la industria.
Debido al tamaño y participación de mercado que tendría la megacervecera, se preveía que fuera un blanco natural para las autoridades antimonopolio, lo cual implicaría un arduo camino para pasar del acuerdo a la realidad. Pero gracias a que ambas empresas se adelantaron a las autoridades mediante ventas de activos, este obstáculo ya fue librado.
Ahora el problema no proviene de un actor externo, sino interno. Gracias a la depreciación que ha sufrido la libra esterlina posterior al Brexit, algunos de los accionistas de SABMiller ya no están contentos con los términos del acuerdo de fusión.
Desde que la población del Reino Unido votó a favor del Brexit el 23 de junio, el valor de la libra frente al dólar ha caído más de 11 por ciento. Esto redujo a 100 mil millones de dólares el valor de la fusión, despertando la irritación de los inversionistas.
Con tal de complacer a los inversionistas y proceder con la fusión, AB InBev mejoró la oferta a un total de 79 mil millones de libras, el actual equivalente a 104 mil millones de dólares. Pero aún esto parece ser insuficiente para apagar las protestas.
Acuerdo insuficiente
“El acuerdo modificado sigue siendo inaceptable ya que sigue tanto subvaluando a la compañía como favoreciendo a los dos mayores accionistas de SABMiller”, dijo mediante un comunicado la administradora de activos Aberdeen Asset Management, propietaria de una participación accionaria de 1.17 por ciento en la cervecera.
Aberdeen está protestando en conjunto con otros inversionistas minoritarios de tilde activista, como Elliott Capital Advisors y TCI Fund Management, debido a que la caída de la libra vuelve menos atractivo el componente de pago en efectivo del acuerdo para los inversionistas extranjeros de SABMiller, que ahora obtendrán menos dinero al convertir el monto a sus divisas domésticas.
La queja de Aberdeen además hace referencia a la cigarrera estadounidense Altria y a la embotelladora colombiana Bevco, que en conjunto poseen una participación accionaria de 41 por ciento en SABMiller.
El formato de pago diseñado para Altria y Bevco, una mezcla de efectivo y acciones de AB InBev, originalmente estaba valuado a descuento del formato de sólo efectivo disponible para el resto de los inversionistas.
Pero gracias a la caída de la libra y a un alza de 35 por ciento en el precio de la acción de AB InBev, ahora la opción de acciones-efectivo es más valiosa que la de sólo efectivo, dando un trato preferencial para Altria y Bevco.
Oferta final
Pero pese a las protestas de Aberdeen, AB InBev dijo que los términos modificados son su oferta final, por lo que por ley el precio de compra ya no puede modificarse a menos que el ofertante suspenda la fusión y espere seis meses antes de proceder con otra.
“Claramente (la decisión) está diseñada por AB InBev para llevar las cosas a un punto de inflexión, y en lugar de permitir que se acumule una oleada de protestas, están diciendo ‘esto es lo que hay, les guste o no’; se trata de poner o callarse”, dijo Trevor Stirling, analista de la firma Sanford C. Bernstein, en entrevista con Bloomberg.
El ganador de esta apuesta no será conocido hasta que los accionistas voten sobre la propuesta fusión, lo cual no ocurrirá hasta que se obtenga una respuesta por parte de los reguladores de competencia de China.