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Buscan refrescar su imagen

En México, la industria refresquera se enfrenta con un problema de imagen. Los refrescos y otras bebidas con un alto contenido calórico han sido señalados como parcialmente responsables por el problema de sobrepeso que sufre el país. 

Estas empresas ahora buscan combatir esa imagen mediante una iniciativa de responsabilidad social diseñada para promover un estilo de vida saludable. 

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Millón de toneladas de azúcar demanda la industria refresquera
"No se le puede asignar la causa principal (del sobrepreso y la obesidad) a ningún producto en particular”
Emilio Herrera ArceDirector general 
de la ANPRAC
"Se pueden cobrar impuestos, y se puede cobrar dinero, pero no se va a resolver el problema de sobrepreso y obesidad. (Estos problemas) requieren de otros elementos”
La ANPRAC cuestiona la vinculación del consumo de refresco con la obesidad, y sostiene que el consumo per cápita de refrescos en México ha crecido solo 7 por ciento en los últimos años, por debajo del aumento de la población con este problema
http://youtu.be/Ojf5w7QaJx4

En México, la industria refresquera se enfrenta con un problema de imagen. Los refrescos y otras bebidas con un alto contenido calórico han sido señalados como parcialmente responsables por el problema de sobrepeso que sufre el país. 

Estas empresas ahora buscan combatir esa imagen mediante una iniciativa de responsabilidad social diseñada para promover un estilo de vida saludable. 

La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) presentó este mes una iniciativa llamada “Conócete, Equilíbrate, Actívate”, que busca promover un cambio de comportamiento en la población hacia un estilo de vida más saludable. 

La presentación de la iniciativa indica que esta se basa en una campaña de difusión de información que permita a la población tomar decisiones conscientes acerca de su estilo de vida, a fin de que cambien sus hábitos y se prevenga el sobrepeso y la obesidad.

Conciencia del bienestar 

Los tres ejes de la iniciativa buscan lograr que la población se concientice sobre sus condiciones de salud y estilo de vida, participen en más actividades físicas para quemar más calorías y cambien su dieta para que esta sea más balanceada y saludable. 

La iniciativa de orientación y motivación comenzará con proyectos en el Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey.

El director general de la ANPRAC, Emilio Herrera Arce, declaró ayer durante una rueda de prensa que “la obesidad es un serio problema de salud pública al que hay que enfrentar”, para luego explicar que se trata de un problema complejo que obedece a múltiples factores y no solo al consumo de refresco. 

Durante el evento también estuvieron presentes la nutrióloga Adelaida López y el psicólogo de la salud Luis Armando Oblitas, quienes están a cargo de vigilar el sustento teórico de la información difundida por la iniciativa.

Herrera dijo además que la iniciativa presentada se trata de un compromiso con la sociedad por parte de las refresqueras, y que la industria adicionalmente “ha hecho un gran esfuerzo por ampliar sus productos” bajos en calorías, sin azúcar y de agua embotellada. 

Según cifras de la ANPRAC, estos productos representan ya el 37 por ciento de la producción de la industria refresquera de México.

Al mismo tiempo, la industria se beneficiaría si la percepción que se tiene respecto a su vínculo con problemas de salud pública mejorara pronto, ya que nuevamente se discute aumentar hasta en 20 por ciento los impuestos asignados a sus productos. 

Esta propuesta busca reducir el consumo de los refrescos y bebidas azucaradas mediante un aumento en su precio, con el fin de combatir el problema de salud pública.

El consumo mexicano

México es el país con mayor consumo de refrescos en el mundo, con una ingesta promedio de 163 litros por persona al año, lo cual equivale aproximadamente a un consumo per cápita de 426 mililitros al día. 

La Asociación Estadounidense del Corazón publicó este año un estudio donde concluye que México es, a nivel mundial, el país con la mayor tasa de muertes anuales por enfermedades que han sido vinculadas con la ingesta de bebidas azucaradas, como lo son la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Al mismo tiempo, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) reporta que México es, entre sus miembros, el país con mayor cantidad total de obesos y de personas con sobrepeso. 

Como problema de salud pública, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) ha señalado que para el 2017 la atención médica a pacientes que padecen obesidad costará entre 70 y 101 mil millones de pesos al año.

La ANPRAC ha cuestionado la vinculación del consumo de refresco con estos problemas, ya que sostienen que el consumo per cápita de refrescos en México ha crecido solo siete por ciento en los últimos años, una cifra muy por debajo del aumento en la proporción de la población con obesidad y sobrepeso durante el mismo periodo.

Contra los impuestos

La ANPRAC también se ha declarado en contra de un aumento a los impuestos gravados sobre sus productos como estrategia para combatir los problemas de salud. 

La asociación de refresqueras ha señalado que, entre los alimentos y bebidas no-alcohólicas de la canasta básica, el refresco es el único artículo que se grava con un impuesto al valor agregado (IVA), así que aumentar aun más los impuestos sobre sus productos lastimaría a la industria.

La propuesta que se ha discutido en el pasado involucraría gravar, adicional a lo que ya se hace, un impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) de 20 por ciento a los refrescos. 

Investigaciones del INSP, basadas en la encuesta nacional de ingreso y gasto de hogares del INEGI, indican que un aumento en el precio de los refrescos como el propuesto reduciría en 26 por ciento el consumo de estos productos.

En respuesta, la ANPRAC argumenta contra la aplicación de un impuesto como este, ya que no ha demostrado efectividad y eficiencia en la disminución del consumo calórico de las personas. Los productores además argumentan que la propuesta tendría efectos no deseados, fomentaría la informalidad, estigmatizaría a una categoría de productos de forma injustificada, y sería regresivo, ya que afectaría en mayor forma a los consumidores de menores ingresos.

La industria refresquera mexicana representa 1.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país, y emplea aproximadamente a 135 mil personas de forma directa y casi a 700 mil de forma indirecta.

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