La puerta china

China ha volteado a ver a América Latina para ampliar su presencia en la región. La segunda economía más grande del mundo ha llevado su inversión a Brasil, Argentina, Chile e incluso Colombia. Sin embargo, México sigue siendo la excepción.

No obstante, ante el riesgo que significa la administración de Donald Trump para el modelo económico mexicano, el país comienza a dimensionar a China como un socio comercial y de inversión potencial.

9.7%
Creció la exportación automotriz mexicana en febrero de 2017
“No hay mayor regalo estratégico y económico que pudiéramos darle a China, que Estados Unidos se retire del TLCAN”
Lawrence Summers Exsecretario del Tesoro de Estados Unidos
“No dependemos para nada del TLC, ni para las exportaciones ni para los suministros. Para nosotros, ahí es donde está la oportunidad” 
Elias Massri Director ejecutivo de Giant Motors

China ha volteado a ver a América Latina para ampliar su presencia en la región. La segunda economía más grande del mundo ha llevado su inversión a Brasil, Argentina, Chile e incluso Colombia. Sin embargo, México sigue siendo la excepción.

No obstante, ante el riesgo que significa la administración de Donald Trump para el modelo económico mexicano, el país comienza a dimensionar a China como un socio comercial y de inversión potencial.

Cuando en enero de este año, Trump canceló el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), por primera vez se reunieron las 11 naciones restantes, incluido México, en Chile, en un diálogo de alto nivel en iniciativas de integración en el Asia-Pacífico. El gobierno chino envió una delegación al evento.

En ese foro, el canciller mexicano, Luis Videgaray dejó claro que desde la perspectiva mexicana, “China es un socio comercial muy importante, un país con el que tenemos una asociación estratégica integral”.

 Por eso, México seguirá avanzando en las relaciones con China, al margen de las oportunidades que se abran, a través de plataformas colectivas, por ejemplo la Alianza del Pacífico y de otros acuerdos.

México y China fueron dos de los países que Trump atacó en su campaña por la presidencia de Estados Unidos; sin embargo, el país asiático amenazó con una guerra comercial, con consecuencias para ambas economías.

Con dedicación a China

Con motivo de la 80 Convención Bancaria celebrada la semana pasada, el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, declaró a varios medios de comunicación que la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) representaría una victoria para China.

Summers advirtió que la hostilidad mostrada por el presidente de Estados Unidos hacia México podría llevar a la elección de un presidente mexicano con el mismo estilo de Hugo Chávez; lo cual cobró relevancia ante los sondeos de opinión que perfilan con una ventaja al aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador, en los comicios para elegir presidente de México en 2018.

“No hay mayor regalo estratégico y económico que pudiéramos darle a China, que Estados Unidos se retire del TLCAN”, precisó Summers, en su visita al puerto de Acapulco, como motivo de la reunión bancaria.

El riesgo para México sería mayor, como lo han advertido analistas porque el calendario para renegociar el TLCAN amenaza con coincidir con un año de elecciones en México, que podría acentuar la incertidumbre, sobre todo en un escenario donde el acuerdo comercial se desintegra.

Aunque tampoco hay que perder de vista el tono conciliador con que se han referido hacia el TLCAN algunos funcionarios de alto nivel en la administración de Donald Trump, siendo uno de ellos Peter Navarro, director del Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca.

La apuesta de Slim

Es conocida la rivalidad del empresario mexicano, Carlos Slim con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, por eso no causó ruido cuando Slim se asoció con la automotriz china JAC Motors para fabricar vehículos, en conjunto con Giant Motors.

El mandatario estadounidense se ha propuesto castigar con impuestos a los autos fabricados en México, lo que ha llevado a firmas automotrices a cancelar plantas en el mercado mexicano.

En ese contexto, el millonario Carlos Slim hizo mancuerna entre la ensambladora Giant Motors, con la china Jac Motors, y Chori de Japón para producir y comercializar automóviles en México.

El proyecto compromete una inversión de 230 millones de dólares, de acuerdo a The Financial Times.

“No dependemos para nada del TLC, ni para las exportaciones ni para los suministros. Para nosotros, ahí es donde está la oportunidad”, indicó Elias Massri, director ejecutivo de Giant Motors.

“China hace una apuesta por México como un centro de ensamblado para exportar al resto de América Latina”, consignó el reporte.

Massri afirmó que hay un claro interés por volverse globales, mientras que los países globalizados pretenden dar marcha atrás a esa tendencia.

La estrategia de negocio de las tres empresas viene desde hace dos años, a partir del ritmo de expansión del mercado automotriz mexicano, que el año pasado registró una producción récord, y en febrero de este año retomó el dinamismo de ventas.

Giant Motors ensambla camiones y camionetas en México, con la compañía china FAW.

Con la nueva asociación, la producción de Giant Motors se enfocará al mercado local, con la intención de abarcar Latinoamérica, en vez de ver hacia Estados Unidos.

México exporta autos, a través de la plataforma que ha creado de tratados de libre comercio, y en el país operan automotrices como Audi.

La exportación también registró cifras récord para febrero de este año, y el acumulado del primer bimestre de 2017, con un alza de 9.7 por ciento en forma mensual durante febrero.

Sin embargo, la concentración de las ventas automotrices a Estados Unidos es notoria al representa el 75.6 por ciento del total de las exportaciones en el bimestre; como segundo destino fue Canadá, el otro socio del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que en este momento genera incertidumbre por la intención de renegociación de este acuerdo.

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