El camino está trazado. Cuando Chrystia Freeland entró a la política en 2013 tenía una idea clara hacia dónde quería dirigir sus pasos. Hoy, como ministra de Finanzas de Canadá, está más cerca de suceder a Justin Trudeau en un futuro no tan lejano.
Razones sobran. La funcionaria es considerada como la “ministra de todo”, ya que en su currículum destacan importantes puestos al frente de los ministerios de Comercio Internacional, Relaciones Exteriores, y Asuntos Intergubernamentales.
Su labor y cercanía con el líder del Partido Liberal provocó que en noviembre pasado se desempolvara un cargo que desde hace 15 años no se utilizaba en el país: viceprimera ministra.
Con su nuevo puesto, Chrystia Freeland se convierte en la primera mujer en encargarse de las finanzas del país de la hoja de arce, una tarea que no será sencilla al tomar en cuenta que el gobierno de Canadá, al igual que el resto del mundo, está sumergido en una crisis sin precedentes a causa del COVID-19.
El Ministerio de Finanzas es una piedra angular para el desarrollo de la nación porque es el encargado de preparar el presupuesto federal anual, así como de asesorar a la administración de Trudeau en asuntos económicos y fiscales, de estabilidad financiera, de seguridad, y compromisos internacionales.
Una de las labores primordiales de la experiodista Chrystia Freeland será darle continuidad al plan de respuesta económica enfocado en ayudar a los canadienses y empresas que enfrentan dificultades por la pandemia.
También deberá lidiar con un déficit presupuestario que al cierre de este año superará los 253 mil millones de dólares, monto no reportado desde la Segunda Guerra Mundial, de acuerdo con estimaciones del propio gobierno.
Sin embargo, todo parece indicar que la parlamentaria tiene un as bajo la manga para reactivar a una de las 10 mayores potencias del mundo.
“El reinicio de nuestra economía debe ser ecológico. También debe ser equitativa e inclusiva”, dijo a medios locales sin dar más detalles.
Uno de los indicadores a favor es que la relación de deuda como proporción del PIB se ubica en 26.8 por ciento. Este es el nivel más bajo entre los países del G7 que, según los cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), registran una deuda neta promedio del 86.0 por ciento del PIB.
Alexandra Machado, economista y especialista de negocios en Canadá, comenta que el nombramiento era esperado, sobre todo por la cercanía que tiene con el primer ministro y no solo eso, también por la experiencia que acumula en el gobierno canadiense.
Chrystia Freeland es uno de los miembros del gabinete más confiables de Trudeau y sus años de trabajo le han permitido conocer cómo funciona la economía canadiense por dentro y fuera, además de que tiene una sólida red de aliados en otros países, incluido México
Incómoda salida
La reconfiguración en el gabinete de Canadá fue resultado de la dimisión de Bill Morneau, quien hasta el lunes se desempeñó como ministro de Finanzas. Las razones de su salida tienen que ver con el escalamiento de tensiones con Trudeau por las políticas económicas para reactivar al país.
No obstante, el motivo de mayor peso se relaciona con una investigación en su contra por supuestos vínculos con una organización benéfica a la que el gobierno adjudicó un contrato por más de 40 millones de dólares.
El funcionario también renunció a su cargo en el Parlamento por el distrito Toronto Centre para presentar su nombre como candidato para ser el próximo Secretario General de la OCDE.
“Mientras estamos entrando en una nueva etapa en la lucha contra la pandemia, es hora de que un nuevo ministro de Finanzas pueda llevar a cabo este proyecto”, manifestó durante una conferencia en Ottawa.
El primer ministro destacó la labor del funcionario a través de sus redes sociales e informó que Morneau trabajó de manera incansable para apoyar a todos los canadienses.
La economista Alexandra Machado reconoce que, aun cuando Chrystia Freeland no cuenta con credenciales en materia financiera y fiscal, es una de las representantes del gobierno canadiense que más ha hablado sobre el tema en sus diferentes puestos.
“La nueva ministra de Finanzas tiene un pensamiento muy crítico y en su agenda siempre incluye el compromiso de mejorar la vida de las familias y empresas. Sería muy bueno si en algunos años la vemos dirigiendo Canadá”.
