Churros: negocio que sobrevive al tiempo
Este postre sigue más vivo que nunca en el gusto de los mexicanos, gracias a la creación de diversas variedades que van más allá de la presentación tradicional y que resultan más atractivas para los consumidores
Nayeli Meza OrozcoSu origen es desconocido, pero no su sabor. Los churros están presentes en la vida cotidiana de los mexicanos al interior de sus hogares, en establecimientos, afuera del Metro y hasta en locales móviles en la calle.
Este postre tradicional ha sobrevivido al paso del tiempo, gracias a que sus distintas variedades le permiten mantenerse dentro de las preferencias de los consumidores.
Prueba de ello es que 90 por ciento de los mexicanos consumen estas frutas de sartén, nombre con el que los españoles bautizaron a los churros al llegar a México, de acuerdo con datos de Euromonitor International.
A pesar de que existe una gran competencia en el mercado nacional, el negocio de la churrería tiene un gran potencial. De manera anual, reporta un crecimiento de entre 9 y 11 por ciento, con ventas que superan los 42 millones de pesos.
“Las personas los dejaron de comer porque había otras opciones, pero de nuevo buscan algo artesanal y tradicional”, comparte Ivan Muñiz, director de Casa Churra.
El lugar del nacimiento de este alimento es incierto, pues hay quien asegura que surgió en el Antiguo Egipto y otros que en el mundo árabe. Otra teoría es que su receta fue traída desde China, pero los portugueses la modificaron y esa es la que se utiliza en la actualidad.
Una creencia más cercana con México es que unos pastores españoles elaboraron por primera vez este postre y de ahí trajeron el secreto culinario a territorio nacional.
Sea cual sea el origen, de lo que sí se tiene registro es que las primeras churrerías se instalaron a inicios del Siglo XIX.
Este postre es muy popular en varios países de todo el mundo, incluido México, como es el caso de Argentina, Brasil, Chile, España, Estados Unidos y Francia, donde lo han convertido en un símbolo de su gastronomía nacional.
Aunque la base del churro es una: harina, agua y sal, en cada nación se sirve de diferente forma. En México se le agrega azúcar y canela, y también se ofrece relleno de cajeta, mermeladas, crema pastelera, con helado o flan.
De igual forma, suelen acompañarlo con chocolate caliente, mientras que en España las frutas de sartén son lisas, sin azúcar ni canela y se bebe un chocolate cargado y más espeso.
Ivan Muñiz comparte que la mejor temporada para el negocio es invierno, debido a que las personas buscan contrarrestar el frío con productos calientes.
Durante este periodo, un comensal puede consumir hasta 40 órdenes (de 3 churros cada una), mientras que en verano apenas llegan a 10.
Un churro de 25 a 30 centímetros proporciona alrededor de 180 calorías y los mexicanos piden, como mínimo, una orden en estos establecimientos.
“La mejor temporada para las ventas es invierno, creo que también es porque a los consumidores les gusta convertirlo en un postre navideño, que hasta cierto punto se vuelve nostálgico”, agrega el director de Casa Churra.
De México para el mundo
La industria de la churrería en el país se ha diversificado fuera del país, gracias a la exportación de este postre hacia otros mercados, condición que le ha permitido darle un mayor impulso.
Alfredo Malagón, director de la franquicia Delichurros, conoce muy bien las oportunidades que ofrece la entrada a las grandes ligas.
La empresa que dirige lleva 33 años operando en el mercado nacional y cuenta con 180 unidades diseminadas en distintos estados de la República Mexicana.
Mientras que en el exterior los Delichurros están disponibles en Alemania, Corea y Japón, y próximamente en Perú, a través del modelo de franquicia.
“Los churros han trascendido las barreras y aunque existe mucha competencia, la única forma de destacar es preparando un producto de calidad con los mejores ingredientes”, manifiesta Malagón.
Aunque esto les permite aumentar sus ingresos, el director de la franquicia Delichurros considera que esto pone de frente diversos desafíos, sobre todo, al tomar en cuenta que los insumos con los que se preparan los postres en México han incrementado sus costos.
En un intento por impulsar el consumo del postre, los churreros decretaron el 11 de noviembre como el Día Internacional del Churro.
Esta celebración permite que los comercios ofrezcan promociones para atraer a un mayor número de comensales y que luzcan su menú que va de lo tradicional hasta lo más innovador.
“El mercado ha cambiado, pero México tiene la ventaja de que está bien posicionado ante los ojos del mundo y estas fechas nos ayudan a comprobar que el sello de lo hecho en el país es de calidad”, asegura Alfredo Malagón.
El auge millennial
Los establecimientos siguen siendo un punto de encuentro para las familias que mantienen viva la tradición de ‘chopear’ estas frituras en una taza de chocolate mientras conversan, pero las nuevas generaciones también comienzan a apropiarse de estos espacios tradicionales.
Ambos directivos coinciden en que la generación millennial ha provocado una revolución gastronómica desde hace cinco años, debido a que la mayoría de estos jóvenes no cocina y por ende buscan lugares donde les ofrezcan alimentos que los haga sentir como en casa.
Sin embargo, Rafael Pazarán, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle, tiene una visión distinta.
El académico plantea que gran parte del boom se debe a que este postre está más al alcance de los integrantes de la generación del Milenio por las apps de entrega de comida a domicilio como SinDelantal, Rappi, UberEats y Postmates.
Pazarán detalla que lado negativo de esto es que en el mundo online todo es constante y después de un tiempo llegan los cambios.
“La digitalización le dio el potencial al negocio de la churrería de expandirse y eso lo llevó a reconfigurar su cadena de valor, pero a los empresarios les faltó hacer un análisis sobre si esta tendencia no se trata sólo de una moda pasajera”.