Colima, la nueva reina

Por primera vez en su historia, Colima se perfila como la mejor ciudad para hacer negocios en México, según un reporte del Banco Mundial.

Se trata de una serie subnacional del reporte anual que el organismo con sede en Washington, D.C. publica cada año, titulado “Doing Business” y que es de gran prestigio para los hacedores de política en el mundo. 

En este reporte particular se miden varios rubros necesarios para iniciar un negocio nuevo. Estos incluyen el número de trámites necesarios, el tiempo que éstos se tardan, el costo y la facilidad con la cual se puede resolver una disputa mercantil.

Resulta lógico que mientras menos trámites y más baratos sean de realizarse, iniciar un negocio se vuelve más facil, en beneficio de la comunidad.

Y con una serie de reformas claves, la ciudad de Colima pudo quitarle la corona a Aguascalientes, ganadora en las últimas tres ediciones. 

A nivel nacional se destacan avances en todas las entidades. 

Por ejemplo, desde el 2006, cuando se inició el índice, las reformas regulatorias han reducido, en promedio, la mitad del tiempo necesario para iniciar un negocio, antes se ocupaban 36 días y hoy, 15. 

También se redujo de 44 a 30 días, en promedio, el tiempo que se tarda en cambiar de dueño una propiedad. 

Trabajo pendiente

Pero el avance es asimétrico. Es decir, algunas ciudades han hecho su trabajo más que otras, por lo que el promedio solo es un lado de la moneda. 

El Banco Mundial resalta que si todas las ciudades implementaran las mejores prácticas que tienen las más altas del índice, México como país escalaría 33 lugares en el índice mundial.

Es decir, pasaríamos de ser el país 53, de 183 economías que mide, al lugar 20, por encima de Japón, Suiza, Bélgica y Francia. 

Una felicitación a Colima es válida, pero también más exigencia a los demás gobernantes locales que necesitan dar el extra. 

Lo que realmente influye en la creación de empresas es el ambiente local, y como ilustra el índice, ésto puede tener mucho que ver en términos macroeconómicos. 

Al final de cuentas, más empresas significan más empleos.