Para Mark Mahaney, director gerente del fondo RBC Capital, Amazon se convertirá en la primer compañía en alcanzar un valor de capitalización de mercado de un billón de dólares.
En los últimos dos años, el precio de la acción de Amazon ha crecido 128 por ciento, valuando a la firma en 462.7 mil millones de dólares. Este fenómeno no es coyuntural; refleja una ambición inherente al modelo de negocios de la compañía fundada por Jeff Bezos: convertirse en un jugador dominante en el comercio electrónico.
A grandes rasgos, la estrategia de Amazon se basa en la idea de ser el único acceso a través del cual los minoristas tradicionales, desde los productores independientes hasta las grandes marcas, llegan a sus respectivos mercados. Esto le permite a Amazon imponer los precios y términos de los productos que utilizan su plataforma. También, le permite recopilar información valiosa de la dinámica de un sinnúmero de mercados, de modo que esto genera incentivos para desarrollar productos propios que eventualmente compitan con los clientes exitosos de su plataforma.
Amazon manufactura bienes de uso cotidiano, cuenta con una marca de ropa, produce contenido cinematográfico y televisivo, realiza operaciones de banca digital e incluso comenzará a vender medicinas de prescripción. Su campo de influencia se extiende de manera creciente.
Este mes, la compañía adquirió la cadena minorista Whole Foods en una operación de 13.7 mil millones de dólares. El consenso de analistas entendió el movimiento como parte de una prueba piloto para explotar la infraestructura de esta cadena en el envío de productos desde ubicaciones estratégicas. Se argumenta que si Amazon llega a desplazar a FedEx y a UPS, el círculo de la dominancia en el comercio electrónico quedará prácticamente cerrado.
En efecto, Amazon se volvería el jugador indispensable de un mercado en el que el comercio electrónico, incluso para productos de uso cotidiano, sería la norma y la venta directa sería la excepción. Salvo el caso de Wal-Mart, el grueso de las compañías minoristas tradicionales se enfrentan a un episodio de estrés financiero.
Dominancia en crecimiento
De acuerdo a un reporte de la firma Slice Intelligence, Amazon concentró el 43 por ciento de todas las ventas minoristas por internet en el 2016, 10 puntos porcentuales más que su participación de mercado de 2015. Además, por sí misma, la compañía fue responsable del 53 por ciento del crecimiento de la actividad de comercio electrónico en ese año.
El poder de mercado de Amazon está fundado en una ventaja competitiva que no ha podido ser igualada, ni siquiera por jugadores de alto perfil como Google o Wal-Mart. Amazon controla el 44 por ciento del mercado de la nube informática, un servicio que provee datos organizados con un alto valor de mercado.
La ventaja competitiva de Amazon en este sentido es tal, que Wal-Mart ha prohibido a todos sus socios y proveedores utilizar el servicio de nube informática de la compañía tecnológica.
Bajo estándares regulatorios tradicionales, Amazon no es un monopolio. Sin embargo, advierten sobre el riesgo, democrático y de bienestar económico, que significa el modelo de negocios de la compañía de Jeff Bezos.
Multa histórica para Google
La Comisión de Competencia de la Unión Europea impuso a Google la mayor multa por prácticas anticompetitivas en la historia. El regulador antimonopolio de Europa considera que la firma tecnológica abusó de su posición de dominancia para “favorecer ilegalmente” su propio servicio de comparación de precios en su motor de búsqueda.
Google está obligado a pagar 2.7 mil millones de euros y ofrecer un plan en los siguientes 90 días para cambiar las prácticas que la Comisión Europea considera anticompetitivas.
De lo contrario, se asignará una multa adicional equivalente al 5 por ciento de los ingresos diarios del servicio en cuestión.
Kent Walker, consejero general de la compañía (director legal), aseguró que Google rechaza la opinión de las autoridades y que apelará la decisión.
Éste es el caso más reciente de una serie de medidas de las autoridades de competencia de la Unión Europea en contra de compañías tecnológicas estadounidenses. No obstante, la comisionada antimonopolio, Margrethe Vestager, argumenta que no existe una persecución en contra las firmas americanas.
Aunque la multa que fue impuesta a Google sucede a una investigación de más de siete años, el anuncio se realizó apenas un día después de que la Comisión Europea de Comercio expresó que reaccionaría a una eventual imposición de aranceles o cuotas al acero europeo, de parte de las autoridades comerciales de Estados Unidos.
El castigo representa apenas una fracción de los 90 mil millones de dólares en efectivo registrados en la hoja de balance de Google, pero el consenso de analistas advierte que esta investigación podría ampliarse a todos los servicios de la compañía que están relacionados con su buscador: Google Maps, Google Travel, AdSense, etc.