¿Qué dice la letra chiquita?
Los objetivos que persigue la administración de Donald Trump en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha polarizado a los expertos; por un lado están los que se inclinan por un comercio menos libre y en el otro extremo están los que auguran un futuro promisorio.
Una meta clara de la notificación para la actualización del acuerdo comercial es restringir las importaciones de Canadá y México, aseguró el investigador del Instituto Peterson (Piie), Chad Bown.
Lourdes González
Los objetivos que persigue la administración de Donald Trump en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha polarizado a los expertos; por un lado están los que se inclinan por un comercio menos libre y en el otro extremo están los que auguran un futuro promisorio.
Una meta clara de la notificación para la actualización del acuerdo comercial es restringir las importaciones de Canadá y México, aseguró el investigador del Instituto Peterson (Piie), Chad Bown.
Al margen de la ambigüedad que caracteriza al documento que presentó la semana pasada, Robert Lighthizer, ese elemento unirá a sus otros socios comerciales, a emprender una lucha de resistencia.
Hay ciertos recursos técnicos que usarán los redactores de las políticas comerciales estadounidenses para frenar la entrada de bienes desde Canadá y México, entre los que figuran el dumping, los derechos compensatorios, y salvaguardas.
La finalidad es facilitar a Estados Unidos el acceso a esas herramientas para poner límites a los productos de sus otros dos socios comerciales.
El documento del USTR ha sido duramente criticado porque todos los objetivos propuestos se centran en reducir el déficit comercial de su país.
En ese punto coincidió un análisis de Banorte al señalar que esa meta probablemente se lograría fortaleciendo las reglas de origen, ya que obligaría a los países miembros a utilizar de manera intensiva los insumos producidos domésticamente.
Sin embargo, para Chad Bown, ante esas restricciones impuestas por Estados Unidos, la respuesta de Canadá y México sería castigar las exportaciones estadounidenses.
Comercio menos libre
Dos de los propósitos citados en la notificación para la renegociación del TLCAN son, por un lado suprimir el capítulo 19, que establece los mecanismos para resolver controversias comerciales; y otro es quitar la restricción que tiene Estados Unidos para aplicar medidas en futuras investigaciones.
Ambos temas han sido motivo de confrontaciones en negociaciones pasadas, de tal manera que es un viejo asunto que ahora la administración de Trump busca revivir, al pretender sacar la exclusión para que Estados Unidos pueda restringir con mayor libertad las importaciones de Canadá y México bajo la ley de salvaguarda.
En los seis meses del gobierno de Donald Trump ha emprendido distintas investigaciones en materia comercial, por ejemplo aquella contra las importaciones de acero y aluminio por motivos de seguridad nacional; la imposición de aranceles del 20 por ciento a las importaciones de madera de Canadá; la indagación sobre paneles solares y lavadoras bajo la salvaguarda global, que representó la primera de esa naturaleza desde 2001.
Además, las acciones de Trump podrían implicar nuevas barreras comerciales a los exportadores canadienses que cubrirían desde el uno por ciento de las exportaciones bilaterales al cierre de 2016 hasta el 8.8 por ciento en 2017, que es un nivel cercano a lo que se aplica a China.
En lo que corresponde a México, las medidas también afectarían a las exportaciones mexicanas porque en vez de dañar el 1.6 por ciento en 2016 pasaría a 4.5 por ciento en 2017.
Según lo que ha demostrado Estados Unidos en materia comercial, las políticas van encaminadas a proteger sus intereses; de tal manera que la expectativa es que Canadá y México pongan empeño en que no se mueva el capítulo 19 y la exclusión de las importaciones del TLCAN bajo la ley global de salvaguardas. Aunque también pueden incorporar las cláusulas de exclusión de importación del acuerdo comercial a otras leyes estadounidenses como la ley de seguridad nacional.
Lo peor es que sin esas protecciones, la actualización del TLCAN llevaría a un comercio menos libre.
Con buenas intenciones
Para algunos especialistas, las intenciones del gobierno de Trump están más cerca de la revisión del TLCAN, que de la destrucción del acuerdo, lo cual sin duda representó un alivio para México y Canadá.
Antes de la carta de Robert Lighthizer al Congreso no se descartaba que Estados Unidos pudiera exigir cambios dolorosos al pacto comercial; pero una vez que se conoció su contenido, el trabajo de cabildeo dio resultados para Canadá y México y tranquilizó los ánimos porque no se ven temas polémicos como que México cobra el IVA sobre las importaciones.
Aunque los alcances de Estados Unidos en la renegociación son ambiguos en cuanto a fortalecer las reglas de origen, que se refiere a cuánto del contenido necesita un producto para cruzar la frontera sin pagar impuestos, refirió en un reporte The Economist.
Las propuestas incluidas dentro de los objetivos para la renegociación del TLCAN son factibles y probablemente los países miembros llegarán a un acuerdo respecto a los puntos planteados, según analistas.
La notificación de Robert Lighthizer pretende mayor protección para Estados Unidos, pero presiona a Canadá y México para que reduzcan sus barreras comerciales; en ese sentido apunta a sectores canadienses protegidos como telecomunicaciones y servicios financieros, y con menor énfasis en la industria lechera y avícola.
Para Canadá, el espíritu del capítulo 19 del TLCAN no es nuevo, cuando negociaron el mayor acuerdo comercial entre Canadá y Estados Unidos en 1987, el entonces primer ministro Brian Mulroney se esforzó por incluir un instrumento de defensa en las disputas comerciales.
30 años después, Justin Trudeau, ministro canadiense se enfrenta a la misma dificultad que su antecesor, cuando la administración de Trump confirmó su interés de sacar el capítulo 19 del TLCAN.
“Cosa como deshacerse de los paneles de solución de controversias no es un frijol pequeño. Ese es un problema”, afirmó Derek Burney, jefe de personal de Mulroney, en las pláticas del acuerdo comercial.