Que empiecen las negociaciones
El momento cumbre de la relación entre la administración de Donald Trump y el gobierno de Enrique Peña Nieto ya tiene fecha: 16 de agosto de 2017.
Ayer, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, entregó una carta al Congreso estadounidense para notificar la intención de la administración de Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Esto inaugura un periodo de consulta de 90 días para definir las prioridades y lineamientos de la postura comercial de Estados Unidos.
Rodrigo Carbajal
El momento cumbre de la relación entre la administración de Donald Trump y el gobierno de Enrique Peña Nieto ya tiene fecha: 16 de agosto de 2017.
Ayer, Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, entregó una carta al Congreso estadounidense para notificar la intención de la administración de Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Esto inaugura un periodo de consulta de 90 días para definir las prioridades y lineamientos de la postura comercial de Estados Unidos.
Se espera que el inicio de las conversaciones comerciales ponga fin a un periodo de incertidumbre que se caracterizó por declaraciones cruzadas de miembros del gobierno estadounidense, incluido el propio presidente Trump.
Sin embargo, la calendarización de las negociaciones aún supone un riesgo significativo, tanto para México como para Estados Unidos.
El proceso electoral mexicano iniciará a principios de 2018, de modo que el país celebrará elecciones en junio y el nuevo presidente asumirá el cargo hasta diciembre. Asimismo, en Estados Unidos, las elecciones legislativas que renovarán toda la Cámara de Representantes y un tercio del Senado están programadas para noviembre.
Jorge Castañeda, ex secretario de Relaciones Exteriores, sostiene que hay una política tácita en el sistema presidencial estadounidense de no enviar un acuerdo comercial al Congreso para su aprobación electoral.
Además, considerando la duración de negociaciones comerciales anteriores, resulta poco probable que las conversaciones en torno al TLCAN concluyan este año. Las negociaciones comerciales de Estados Unidos con Canadá que antecedieron al TLCAN duraron 20 meses. Cuando México fue añadido a las conversaciones, éstas se extendieron por otros 18 meses.
El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) tardó ocho años en ser negociado a cabalidad.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, declaró a Bloomberg, que mientras más se acerque el proceso para cambiar presidente y Congreso, más difícil se hace para cualquier gobierno llegar a un acuerdo.
Se negocia todo
Lighthizer ha dicho que la administración de Donald Trump finalmente ha abandonado su postura de mantener dos acuerdos bilaterales (uno con Canadá, otro con México) que sustituyan al TLCAN. El representante comercial de Estados Unidos fue enfático al señalar que el gobierno estadounidense privilegiará el acuerdo trilateral.
No obstante, reveló que no todo el tratado estaría sujeto a una negociación tripartita. Lighthizer dijo que algunas partes de la conversación comercial se realizarán de manera bilateral. Esto toma relevancia en el sentido de que el gobierno mexicano ha expresado su intención de no sólo negociar el TLCAN, sino de replantear la relación bilateral en su más amplia expresión.
Ayer, Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores, y Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, acudieron a Washington para entrevistarse con sus homólogos estadounidenses. Se ofreció una conferencia de prensa conjunta en la que Rex Tillerson, secretario de Estado, y John Kelly, secretario de Seguridad, delinearon un plan para profundizar el combate al narcotráfico en ambos lados de la frontera.
El mes pasado, John Kelly había expresado la intención de la administración de Donald Trump de presionar al gobierno mexicano para que adquiera un rol más agresivo en el mantenimiento de las condiciones de seguridad en América Central.
El consenso de analistas argumenta que la seguridad y migración se han convertido en temas de mayor relevancia para el gobierno estadounidense, que la sustancia misma de la renegociación del TLCAN.
A pesar de que la renovación del acuerdo trilateral representa una de las principales promesas de campaña del presidente Trump, Lighthizer y Wilbur Ross han referido que los cambios que se harán al TLCAN estarán concentrados en temas como propiedad intelectual, estándares ambientales y laborales, reglas de origen, compras gubernamentales, resolución de disputas, manipulación de divisas y comercio digital.
Temas que difícilmente conciernen a las exigencias de larga data de la base política de Trump.
De hecho, Ross ha señalado que encuentra viable hacer del TPP el punto de partida de la renegociación del TLCAN. En sus primeros días como presidente, Donald Trump firmó una orden ejecutiva que contempló el retiro de Estados Unidos de este acuerdo comercial, cumpliendo una de sus promesas de campaña. La medida tuvo una fuerte resonancia en su base política, comúnmente asociada a las políticas de nacionalismo económico que son promovidas por personajes como Stephen Bannon, jefe de estrategia de la Casa Blanca.