Mientras Grecia puede darse como la primera selección eliminada de la Eurocopa, su competencia verdadera será el domingo cuando los ciudadanos griegos decidan, en la segunda ronda de elecciones, cuál será el camino del país en los próximos años.
Tales elecciones tendrán a los griegos decidiendo, por segunda vez, entre los partidos convencionales, liderados por el partido “Nueva Democracia”, que aprobó los pesados planes de austeridad, y el joven radical partido de izquierda “Syriza”, cuya plataforma es en contra de los rescates europeos a Grecia.
Si tal partido gana y se plantea en contra de futuros rescates, la salida de Grecia de la Eurozona sería difícilmente evitable.
En principio, poniendo como premisa la victoria de Syriza, los mercados estimarían que la probabilidad de que Grecia salga del euro vaya a aumentar, y con eso, las repercusiones a la tasa de interés y el riesgo país.
Si es que Grecia piensa salir del euro, tendrá que hacer una moneda nueva. ¿Regresará a la denominación del drachma, la moneda griega previa al euro, o traerá un nuevo modelo monetario?
La redenominación
Recientemente, vimos cómo República Checa introdujo la corona checa en 1993, tras la llamada Revolución de Terciopelo, y más recientemente, el Sur de Sudán con la libra sur sudaní en el 2011.
Tales casos nos han mostrado como con una redenominación nacional se pueden esperar al inicio corridas de los bancos. Cuando los griegos busquen en masa sacar su dinero de la banca, cuándo aún esté denominada en euros y antes de que sea transformada a una probablemente menospreciada nueva moneda.
Debido a esto, el gobierno tendrá que tener controles de capital, al cerrar bancos y el mercado monetario, además de cerrar también el acceso a cajeros automáticos y casas de cambio.
El proceso de redenominación convertiría a las cuentas de los bancos griegos marcadas en euros a la nueva moneda, y los contratos financieros que originalmente fueron hechos en euros también sufrirían el cambio.
Estas medidas serían difíciles por la probable pérdida de valor que tendría para el país y sus ciudadanos.
A la par con tales cambios, el gobierno tendrá que buscar imprimir la nueva moneda, que podría tardar hasta un año y medio.
Mientras tanto, el gobierno tendrá que buscar una política de mercado que pueda ser útil para que los griegos sobrevivan de forma organizada en el tiempo previo a recibir el nuevo papel moneda.
Opciones van desde tener todas las transacciones de forma electrónica, hacer algún tipo de mercado de intercambio físico, como Argentina en el 2011, o usar la moneda euro, pero irla intercambiando lentamente a la nueva moneda.
Mucho se juega en Europa esta semana. Los griegos, hartos de su presente económico, pueden llegar a buscar salidas radicales.
Mientras que el partido Syriza se dice seguro que podrá mantenerse en la Eurozona y dejar de seguir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, muchos ven la elección del jueves como un cataclismo para el futuro de Grecia.