Crudo acuerdo
El día de ayer, tras negociaciones en la ciudad de Doha, Qatar, Rusia y Arabia Saudita anunciaron que están dispuestos a congelar su producción petrolera en los niveles registrados durante enero de este año, siempre y cuando otros países productores se les unan.
Rolando Hinojosa
El día de ayer, tras negociaciones en la ciudad de Doha, Qatar, Rusia y Arabia Saudita anunciaron que están dispuestos a congelar su producción petrolera en los niveles registrados durante enero de este año, siempre y cuando otros países productores se les unan.
El acuerdo preliminar entre los dos mayores productores de crudo del mundo, que también cuenta con la participación de Qatar y Venezuela, representaría la primera colaboración en 15 años entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), liderada por Arabia Saudita, y países ajenos al cártel energético que controla el 40 por ciento de la oferta global de crudo.
“La razón por la cual acordamos un congelamiento potencial de producción es simple: es el comienzo de un proceso que vamos a evaluar en los próximos meses para decidir si se necesitan otros pasos para estabilizar y mejorar el mercado”, dijo Ali al-Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudita.
“No queremos giros significativos en los precios, no queremos una reducción en la oferta, queremos satisfacer la demanda, queremos un precio petrolero estable. Tenemos que tomarlo un paso a la vez”, agregó Naimi.
Las negociaciones pasan hoy a Teherán, la capital iraní, donde Eulogio del Pino, ministro de Petróleo y Minería de Venezuela, se reunirá con sus homólogos de Irán e Irak. La adherencia de estos últimos dos países al acuerdo preliminar es visto como un factor clave para su éxito.
“Irán e Irak son críticos para cualquier acuerdo porque son países con planes de expandir su producción. Sin su cooperación, cualquier congelamiento de la producción de otros países -que ya están cerca de su límite superior- no tendrá un gran impacto”, dijo Miswin Mahesh, analista energético en el banco británico Barclays, en entrevista con Bloomberg.
Las actuales negociaciones son el más reciente resultado de movimientos diplomáticos emprendidos tras bambalinas desde hace más de un año, primero liderados por Argelia y ahora por Qatar, según indicaron a Bloomberg personas cercanas a la discusión.
Las negociaciones entre la OPEP y sus competidores aún podrían dar sorpresas, forjando un frente unido de recortes de producción que impulsen los precios tal y como ocurrió en 1998 y 1999, cuando se inició una tendencia alcista que vio un incremento de más de 130 dólares por barril en la década posterior.
Sin embargo, la reacción por parte de los expertos y de los mercados hasta el momento se ha mantenido escéptica.
Rivalidad iraní
La cooperación con planes de recortes de producción iría en contra de la postura mantenida hasta el momento por Irán, que busca recuperar la participación de mercado que perdió tras la imposición de sanciones económicas internacionales en 2012.
Irán tiene planeado agregar un millón de barriles diarios a su producción y exportación antes del cierre del 2016, y “no se abstendrá de su participación de mercado”, según indicó ayer Bijan Namdar Zanganeh, ministro de Petróleo de Irán, a la agencia de noticias iraní Shana.
Para asegurar el apoyo de Irán, Arabia Saudita podría ofrecerle una excepción a los recortes de producción a los que serían sujetos los otros miembros de la OPEP, tal y como ocurrió en 1999.
Sin embargo la actual tensión en las relaciones diplomáticas entre ambos países, encima de su intensa competencia por ganar terreno en un mercado con cada vez más participantes, vuelve esto un escenario improbable.
Incertidumbre rusa
Fuera de la OPEP, un gran acuerdo petrolero que logre rebalancear el mercado se enfrenta a dos grandes obstáculos: Rusia y Estados Unidos.
A pesar de haber accedido al acuerdo preliminar, Rusia no está en condiciones para recortar su producción, según muestra un análisis de parte de Thane Gustafson.
Gustafson, profesor en la Universidad de Georgetown, indica que la combinación de bajos precios del crudo y sanciones económicas está presionando severamente las finanzas públicas de Rusia, por lo que “el flujo de efectivo se mantiene absolutamente crítico” para el Kremlin y las principales empresas petroleras del país.
A esto se suma el que cualquier acuerdo entre los gobiernos de la OPEP y de otros países productores ajenos al cártel, como Rusia, Noruega y México, sería incapaz de frenar al principal impulsor de la sobreoferta global de los últimos años: la industria de hidrocarburos shale de Estados Unidos.
Con estos factores pesando en su contra, los mercados aún dudan del alcance del acuerdo, y los precios de referencia siguen sin recuperarse.