¿Cuál economía ganará la Eurocopa?

Hoy inicia la Eurocopa 2012 con Polonia y Ucrania como anfitriones y un total de 16 equipos buscando levantar el trofeo para su país, en uno de los momentos económicos con mayor incertidumbre en la memoria reciente del continente.

Mientras los jugadores estén buscando el balón, las naciones que representan están buscando evitar el colapso por la crisis financiera por la cual atraviesan.

En Indigonomics presentamos un pronóstico de los resultados, basados meramente en cómo les iría si el equipo de futbol se desempeñara como el mercado financiero de su respectivo país.

Usando a la Eurocopa como excusa, se pueden desarrollar analogías financieras para explayar la complicada relación entre los países europeos y el contexto socioeconómico que existe en el continente.

En este momento, más de un equipo está pidiendo el patrocinio del Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo, solo para pagar la cuota de entrada.

Francia acaba de cambiar de entrenador, prefiriendo ahora a un estratega menos conservador, quien trae serias dudas del desempeño de su equipo y la forma como jugaban antes contra su vecino. Se espera le marquen muchas tarjetas rojas por las posibles faltas que cometan al tener diferentes opiniones de cómo jugar.

Alemania, en cambio, sigue con la acertada dirección técnica de Angela Merkel y se ve como fuerte favorito para levantar la copa… si solo los demás países no quisieran también jugar con su camiseta.

Grecia está a nada de ser expulsado del torneo, porque internamente todavía está peleando por saber quién va a ser el entrenador, y los jugadores no pueden seguir corriendo porque siguen usando los tachones rotos que les prestó Alemania.

La República Checa viene con grandes intenciones de enseñarles a todos que sí puede jugar por sí sola, pero la dependencia que tiene ante los resultados de Alemania la limitan en su desempeño.

Dinamarca y Holanda saben que tienen la habilidad de jugar con propiedad, pero los demás participantes los obligarán a jugar protegiéndose de las patadas.

España corre el riesgo de ser eliminada en la primera ronda porque casi un cuarto de sus jugadores están sin alinear. Los bancos que patrocinaban al equipo fueron expulsados del torneo por jugar mal a las apuestas.

Portugal e Irlanda siguen jugando con sus reservas y, aunque no quieran admitirlo, saben que después de que Grecia sea eliminado, ellos son los que siguen. Podrían ser mejores equipos, pero tienden a meter autogoles.

Italia, también con nuevo entrenador, estará jugando a la defensiva, con tal de que no lo ataquen como a España. Mientras también tienen jugadores de gran técnica y habilidad, los agentes que los representan decidirán qué día ganan y pierden, dependiendo de cómo vayan las apuestas afuera del estadio.

Si se da el caso de que España e Italia se enfrenten, ambos tendrían que dejar que Alemania gane, por tanta deuda que le deben.

Inglaterra parece buscar estar jugando solo porque ya nadie quiere jugar con ella. El equipo de doctores, entrenadores, y cocineros con el que normalmente viaja ha sido tan recortado, que los jugadores tendrán que rezar para que no se lesionen.

Suecia, tras evaluar sus entrenamientos, está pensando seriamente no participar en el torneo para no tener que enfrentar a tantos equipos que podrían lastimar a sus jugadores.

Rusia buscará comprar al árbitro y su técnico tratará de esconder el reglamento y jugar con 14 jugadores. Aún perdiendo, los reporteros rusos anunciarán que Rusia se coronó campeón del continente.

Croacia, Polonia y Ucrania no han reportado sus resultados y nadie sabe cómo quedaron, porque nadie fue a verlos jugar.

Suiza parece que será el gran ganador de la contienda porque decidió no entrar al torneo.
Igual que Inglaterra, Suiza decidió no abandonar su moneda a favor del euro, por lo que el franco sigue fuerte y se han mantenido fuera de los problemas del resto de la zona. Al parecer la concentración previa al partido, en este caso, sí ha tenido que ver en el resultado.
¿A quién ve cómo favorito? Lo invitamos a compartirnos su propio pronóstico.