Blackrock, Moody’s, Fitch y Bank of America Merrill Lynch proyectan que el 2018 será un año de volatilidad y bajo crecimiento para la economía de México. La mayor firma de administración de activos en el mundo, dos de las tres principales agencias calificadoras y el tercer banco más grande de Estados Unidos coinciden en que México, el otrora referente de estabilidad macroeconómica entre los países emergentes, se ha convertido en un sinónimo de riesgo.
El sesgo negativo de la narrativa económica en la parte final del sexenio de Peña Nieto se atribuye en mayor medida a la renegociación del TLCAN y al proceso electoral de 2018, en el que la ventaja de Andrés Manuel López Obrador en las preferencias de voto se ha traducido en un velo de incertidumbre para la continuidad de las reformas estructurales implementadas por este gobierno.
Los días del Mexican Moment, en el que la comunidad financiera internacional hizo de la economía mexicana un destino obligado de inversión, quedaron atrás. En menos de un sexenio, el país transitó desde un estado de euforia generada por las perspectivas de crecimiento inherentes a las reformas estructurales a un estado de tensión permanente.
Bajo crecimiento, reformas en riesgo
En el 2014, Luis Videgaray, el entonces secretario de Hacienda, dijo en un evento en Madrid que el país estaría listo para crecer a tasas de alrededor de 5 por ciento para finales de este sexenio. Huelga decir que el pronóstico del ahora canciller no se cumplió.
Bank of America Merrill Lynch espera que la economía mexicana crezca apenas 1.6 por ciento en el 2018, una cifra muy por debajo de la de por sí mediocre tasa de crecimiento anual promedio de 2.3 por ciento de las últimas tres décadas. Asimismo, las proyecciones macroeconómicas de Fitch, publicadas en diciembre de 2017, sugieren que el ingreso per cápita en dólares de México en 2019 seguirá estando por debajo del nivel de 2013.
Asimismo, Moody’s, la única agencia crediticia que mantiene la calificación de A3 para la deuda soberana de México, publicó ayer un reporte sobre América Latina en el que se advierte explícitamente sobre el riesgo que representa la elección presidencial de 2018 para la implementación de las reformas estructurales, particularmente de la reforma energética, la que generó mayor interés entre los inversionistas globales durante el Mexican Moment.
México es la excepción de la euforia emergente
Blackrock, que administra 5.7 billones de dólares en activos, refiere en un documento de perspectivas de inversión que el mayor riesgo geopolítico del 2018 será la dinámica del comercio internacional.
A pesar de ello, Blackrock se muestra extremadamente optimista en relación a la inversión en el mercado de renta variable de las economías emergentes…con la excepción de México. Al respecto cita un entorno global de expansión económica, la implementación de reformas, mejoras en los fundamentales corporativos y oportunidades específicas en Asia, Brasil e India.
No obstante, México queda excluido de esta categoría. El panorama de inversión del país parece estar menos identificado con los factores subyacentes asociados al crecimiento de 39 por ciento en el índice de acciones emergentes de Blackrock en los últimos 12 meses que, con los riesgos enumerados para esta categoría de activos: incremento súbito en el precio del dólar, tensiones comerciales y elecciones.
Los medios mexicanos insisten en la idea de que la elección presidencial de México en el 2018 puede ser entendido como un referéndum de la política económica del país en las últimas tres décadas, una decisión binaria entre una propuesta supuestamente apegada al populismo económico y la propuesta de la continuidad y el status quo. A juzgar por los recientes reportes emitidos por Blackrock, Moody’s, Fitch y Bank of America Merrill Lynch, la comunidad financiera internacional parece validar esta tesis.