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El acuerdo alcanzado la semana pasada entre el país helénico y sus acreedores europeos es un duro golpe para el proyecto anti-austeridad del primer ministro griego Alexis Tsipras y su gobierno.
Bajo los términos acordados, las condiciones del actual paquete de rescate financiero de 240 mil millones de euros, incluyendo la austeridad fiscal y la supervisión internacional de la política económica de Grecia, se mantendrán prácticamente intactas.
Sin embargo, la victoria no le corresponde completamente a los acreedores, ya que Grecia logró obtener algunas concesiones que le darán más espacio para maniobrar durante los próximos cuatro meses.
Europa: claro ganador
El Eurogrupo logró mantener los términos del actual paquete de rescate económico de Grecia.
El partido de izquierda Syriza llegó al poder a finales de enero porque prometió acabar con la austeridad y renegociar las condiciones de los préstamos de emergencia otorgados al gobierno griego.
Sin embargo, el más reciente acuerdo entre Grecia y el Eurogrupo limita la posibilidad de que el gobierno helénico cumpla con su promesa de subir los salarios y congelar las pensiones.
En cambio, tendrá que enviar una propuesta de reformas para que sean revisadas por la troika compuesta por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea.
El acuerdo de rescate actual expira el sábado, por lo que estas instituciones tendrán que dar el visto bueno a la propuesta de reformas para que las negociaciones de un nuevo rescate sigan adelante.
Grecia, cuya relación de deuda y Producto Interno Bruto (PIB) excede el 175 por ciento y cuya tasa de desempleo asciende a 25 por ciento, depende de los flujos de sus préstamos de emergencia para evitar una crisis bancaria que eventualmente los obligue a salir de la zona euro.
El nuevo escenario fue bien recibido por los mercados. Las tasas de los bonos soberanos de países periféricos como Italia e Irlanda cayeron a mínimos históricos. Además, la firma Berenberg redujo la posibilidad de una salida griega de 35 por ciento a 25 por ciento, limitando un potencial riesgo de contagio sistémico.
Grecia: batalla perdida
Los expertos concuerdan en que si hubo un perdedor en estas negociaciones y fue Grecia. Pero la derrota no fue absoluta, ya que el gobierno griego logró extraer algunas concesiones que le darán algo de espacio para actuar durante los próximos seis meses.
Como parte del actual acuerdo, el gobierno griego podrá realizar su propia propuesta de reformas, que debe presentar ante el Eurogrupo hoy, en lugar de tener que implementar las que le impongan sus acreedores.
Además, el acuerdo indica que el objetivo de superávit fiscal primario al cual Grecia está atada, fijado en 4.5 por ciento del PIB, podría reducirse para adecuarse a las “circunstancias económicas del 2015”, según el comunicado de la troika.
Este cambio pondría más fondos en manos del gobierno griego para que pueda cumplir parcialmente con sus promesas electorales, incrementando ligeramente el gasto público.
Sin embargo, se prevé que esto siga manteniéndose alejado de la reducción del superávit a 1.5 por ciento del PIB que buscaba Yanis Varoufakis, ministro de finanzas de Grecia.
Grecia también se ha beneficiado de la buena recepción que los mercados le han dado al acuerdo, ya que los rendimientos de sus bonos (que se mueven de forma inversa a sus precios) cayeron a su punto más bajo en las últimas tres semanas.
El rendimiento de los bonos griegos a tres años cayó 219 puntos base para colocarse en 14.44 por ciento, mientras que el de los bonos a 10 años cayó 57 puntos base y se colocó en 9.32 por ciento.