Proteccionismo silencioso
En los primeros meses de gobierno, el presidente Donald Trump ha promovido acciones para beneficiar a la industria estadounidense. La nueva administración ha planteado implícitamente que debe realizarse un diagnóstico sobre el estado actual del libre comercio, el cual se rige bajo un sistema de reglas.
Lourdes González
En los primeros meses de gobierno, el presidente Donald Trump ha promovido acciones para beneficiar a la industria estadounidense. La nueva administración ha planteado implícitamente que debe realizarse un diagnóstico sobre el estado actual del libre comercio, el cual se rige bajo un sistema de reglas.
En ese sentido, la trayectoria de la política comercial estadounidense es la única variable disponible para dibujar una perspectiva medianamente razonable sobre el futuro del sistema comercial global, de la Organización Mundial de Comercio y del modelo del que depende la economía mexicana.
Hasta ahora, el gobierno de Trump presenta un historial mixto. No se han aplicado aranceles del 45 por ciento y del 35 por ciento a las importaciones chinas y mexicanas, respectivamente. Tampoco se ha pedido la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); su renegociación iniciará en agosto. No obstante, Estados Unidos se ha retirado del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y ha retrasado las negociaciones de un acuerdo comercial con la Unión Europea.
Las nuevas medidas de corte proteccionista que prepara la administración de Trump pudieran acercar al sistema comercial global hacia un punto de inestabilidad, de acuerdo a Chad Bown, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés).
El presidente Trump ha impulsado una investigación sobre las importaciones de acero y aluminio. De manera inédita, se utiliza un argumento de seguridad nacional, un elemento que raramente es referido en las directrices de la Secretaría de Comercio.
Otras medidas involucran investigaciones a la importación de madera blanda de Canadá, a la que impuso un arancel de 20 por ciento; además de políticas similares en la importación de paneles solares.
Ese tipo de madera se usa en la construcción de viviendas, y las importaciones provenientes de Canadá ascienden a 5.6 mil millones de dólares anuales.
Sin embargo, las nuevas barreras comerciales que alista la administración de Trump podrían abarcar el 3 por ciento o más de las importaciones estadounidenses en sectores de acero y aluminio, según el diario The Washington Post.
Pero, gran parte de las potenciales importaciones de estos productos, en especial las procedentes de China, ya están castigadas con barreras comerciales especiales y altamente restrictivas impuestas por leyes comerciales de Estados Unidos.
Lo anterior significa que los países que podrían ser perjudicados con la renovada postura proteccionista de la Casa Blanca serían Canadá, Alemania, Japón, México, Corea del Sur, etc.
Ninguno de estos países ha representado una amenaza notable a la seguridad nacional de Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial.
Primer paso
La industria en Estados Unidos se tomó en serio la promesa de Trump de “la protección conducirá a una gran prosperidad y fortaleza”, por eso están de acuerdo en invocar otra ley que es raramente usada y que se refiere a la salvaguarda global o la Sección 201 de la Ley de Comercio de 1974.
El primer caso de este tipo fue presentado por Suniva, una empresa en bancarrota, que el 26 de abril se quejó de que los paneles solares provocaron su crisis. También se convirtió en el primer registro desde 2001 bajo esa ley de Estados Unidos.
Cualquier nueva barrera que impulse Washington probablemente caería sobre las fuentes actuales de importaciones de paneles solares de Estados Unidos como Alemania, Malasia, México y Singapur.
En el supuesto de que la administración de Trump complete estas indagaciones y empiece a imponer nuevas barreras comerciales especiales, entonces la proporción de las importaciones gravadas de Estados Unidos casi se duplicaría a 7.4 por ciento desde un 3.8 por ciento anterior.
Nueva ola nacionalista
El nuevo proteccionismo de Trump podría no alcanzar a China, pero afectará a socios como Canadá, Alemania, Japón, México y Corea del Sur.
En el discurso, el presidente estadounidense se ha quejado del comercio con China, pero un nuevo estudio apunta a que los socios en Asia y Europa soportarían la carga de una nueva ola de proteccionismo, la cual ha sido calificada como la de mayor gravedad en décadas, explicó el diario Financial Times.
La investigación a cargo de un experto en disputas comerciales y proteccionismo fue presentada a días de que el secretario de Comercio, Wilbur Ross, entregará un plan para imponer nuevas restricciones a las importaciones de acero, con la excusa de que la seguridad nacional está en juego.
Es posible que la medida para los productos de acero sea la forma de proteccionismo más significativo que Trump haya usado desde que tomó las riendas del gobierno, la cual es observada de cerca por países como Alemania, que presidirá la Cumbre del G20 a celebrarse en Hamburgo, el próximo mes.
Las acciones que alista la administración de Trump se perfilan como las sanciones comerciales de más alto perfil adoptadas por Estados Unidos desde la administración de Reagan en los años 80, de acuerdo a Chad Bown, economista del PIIE.
El estudio indicó que el porcentaje de las exportaciones chinas a Estados Unidos que serían castigadas pasaría de 9.2 por ciento a 10.9 por ciento. En contraste, la cantidad de importaciones estadounidenses del resto del mundo sujetas a las nuevas restricciones se triplicaría al pasar de 2.2 por ciento a 6.4 por ciento.
La lista de países más afectados por la medida incluye a Canadá, Francia, Alemania, India, Japón y Corea del Sur.
En ese sentido, las acciones del presidente de Estados Unidos podrían resultar en costos más elevados para las industrias nacionales que usan acero, aluminio y madera; además de una pérdida potencial de empleos para los instaladores de paneles solares, destacó Bown.
Los socios comerciales afectados podrían reaccionar con represalias e imponer barreras comerciales a algunas importaciones procedentes de Estados Unidos que consideren una amenaza a su seguridad nacional.
En consecuencia, la política comercial de Trump podría desatar un lento desmantelamiento del sistema de comercio basado en reglas.