El castigo incorrecto
Los gobiernos a ambos lados del Atlántico se han endurecido contra los grandes bancos, imponiendo multas multimillonarias por conductas ilícitas en casos que van desde fraudes de activos tóxicos y manipulación de tasas de referencia en diversos mercados, hasta lavado de dinero y transferencias ilegales.
Entre el 2009 y el 2013, 12 de los mayores bancos del mundo acumularon un total de más de 260 mil millones de dólares (mmdd) en multas, acuerdos judiciales y disposiciones legales. Y tan sólo durante los primeros ocho meses del 2014 se agregaron 48 mmdd a esta cifra.
Rolando Hinojosahttp://youtu.be/I_-YrnCEysc
Los gobiernos a ambos lados del Atlántico se han endurecido contra los grandes bancos, imponiendo multas multimillonarias por conductas ilícitas en casos que van desde fraudes de activos tóxicos y manipulación de tasas de referencia en diversos mercados, hasta lavado de dinero y transferencias ilegales.
Entre el 2009 y el 2013, 12 de los mayores bancos del mundo acumularon un total de más de 260 mil millones de dólares (mmdd) en multas, acuerdos judiciales y disposiciones legales. Y tan sólo durante los primeros ocho meses del 2014 se agregaron 48 mmdd a esta cifra.
Pero estos castigos, junto con nuevas regulaciones diseñadas para combatir prácticas como la evasión fiscal y el lavado de dinero, pueden ser el camino equivocado si el objetivo real es prevenir otra crisis financiera debido a comportamientos riesgosos como la que ocurrió en el 2008.
En lugar de esto, la revista The Economist recomienda a los reguladores enfocarse en los requisitos de capital de los bancos. Elevar éstos obligaría a los bancos a mantener reservas más amplias, capaces de enfrentarse a caídas en el valor de sus activos (es decir los préstamos e inversiones que realizan).
En esto cabe recordar que algunos bancos tenían reservas tan pequeñas antes de la crisis que una caída de 2 por ciento en el valor de sus activos los empujó a la bancarrota y a costosos rescates gubernamentales.
Y acerca de estos rescates, The Economist además recomienda enfocarse en imponer mayores requisitos al capital social de los bancos. Esto implicaría que en el caso de una bancarrota sean principalmente sus accionistas y tenedores de bonos quienes absorban las pérdidas, y no el erario que financia los rescates.
Nuevos requisitos
Los reguladores no han perdido completamente de vista estos objetivos, ya que este mes el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) reveló que planea imponer nuevos requisitos a los bancos para que sean capaces de absorber pérdidas sustanciales por su cuenta, e incluso caer en bancarrota sin arriesgar al resto de la economía global y sin representar un costo tan elevado para el erario.
El FSB, que reúne a 24 países incluyendo a México, requeriría que los bancos mantuvieran una “capacidad total de absorción de pérdidas” que sea equivalente a entre 16 y 20 por ciento de sus activos – una proporción significativamente más alta que la que se vio antes de la crisis del 2008.
Estos requisitos se manifestarían a través de dos vías principales. Primeramente, obligaría a los bancos a mantener una mayor proporción de su capital social en relación a sus activos. Además, sus tenedores de bonos también tendrían que enfrentarse a pérdidas si sus accionistas no son capaces de absorber los problemas.
Estas nuevas reglas, que entrarán en vigor en el 2019, sólo aplicarán para 27 bancos designados como “sistémicamente importantes” por el FSB, como HSBC, Citigroup, o JPMorgan Chase.
Pero aunque los bancos más pequeños y los de los mercados emergentes están exentos por el momento, se espera que tengan que seguir reglas similares próximamente.
Y en México ni eso…
Mientras que en el extranjero las autoridades se concentran en imponer multas elevadas, en el país los reguladores parecen dormidos.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), principal órgano de control en la industria, ha sido criticada por su pasividad e inacción.
Un ejemplo claro de esto es lo ocurrido hace unas semanas cuando Ficrea, una Sociedad Financiera Popular (Sofipo), se declaró en bancarrota.
Los problemas en la empresa afectarán el patrimonio de miles de trabajadores, quienes le confiaron sus ahorros y es probable que no los recuperen.
La gravedad del asunto reside en que, de acuerdo con declaraciones de los mismos trabajadores, Ficrea despilfarró grandes cantidades de dinero mientras operaba.
Los clientes que más dinero aportaron a la sociedad fueron sujetos a ganar lujosos premios, como viajes todo pagado al Mundial de Futbol en Brasil, cenas en restaurantes finos y constantes rifas.
A esto se le debe agregar que Ficrea llegó a ofrecer un rendimiento del 10 por ciento a sus inversionistas, lo que hace unos meses la hizo merecedora únicamente a estar sobre aviso por parte de la CNBV.
Al igual que éste, existen otros dramas que pudieron ser previstos.