El club negativo

Un mundo en donde los bancos cobren a sus cuentahabientes por mantener sus ahorros con ellos en lugar de pagarles intereses, o en donde los tenedores de bonos le paguen intereses a sus deudores en lugar de recibirlo ellos mismos, suena como algo imaginario.

Sin embargo, poco a poco este mundo ha abandonado las páginas de la teoría para convertirse en realidad en varios países.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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la tasa de interés cobrada a los bancos de la eurozona por mantener depósitos en el Banco Central Europeo
"Las tasas negativas en las reservas (depositadas en los bancos centrales) en realidad están apretando las ganancias bancarias, y esto es algo que no queremos en estas circunstancias”
William WhiteDirector del comité de desarrollo económico
de la OCDE
Casi un cuarto de la producción económica global proviene de países que actualmente cuentan con tasas de interés negativas

Un mundo en donde los bancos cobren a sus cuentahabientes por mantener sus ahorros con ellos en lugar de pagarles intereses, o en donde los tenedores de bonos le paguen intereses a sus deudores en lugar de recibirlo ellos mismos, suena como algo imaginario.

Sin embargo, poco a poco este mundo ha abandonado las páginas de la teoría para convertirse en realidad en varios países.

Esto se debe a que en el periodo posterior a la Gran Recesión, frente a tasas de crecimiento económico anémicas y la amenaza de espirales deflacionarios, cada vez más bancos centrales alrededor del mundo han decidido utilizar una política monetaria radical y sin precedentes: tasas de interés negativas.

Los bancos centrales de Japón, Dinamarca, Suecia, Suiza y la eurozona han implementado tasas negativas de una forma u otra, esperando estimular los préstamos, inversión y consumo debido a que éstas vuelven menos atractivo retener dinero en depósitos y reservas bancarias.

A este club podría unirse en el futuro la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed). En su más reciente testimonio ante legisladores estadounidenses, Janet L. Yellen, presidenta de la Fed, indicó que el banco central aún no prevé tener que recortar sus tasas a este extremo, pero que el escenario está siendo estudiado como una alternativa de acción.

Debido a que las tasas de interés de referencia de los bancos centrales son tomadas como un benchmark para todos los costos crediticios de una economía, este empuje por debajo del 0 por ciento se ha esparcido a los rendimientos de una variedad de activos de renta fija como los bonos.

Con casi un cuarto de la producción económica global proviniendo de países con tasas de interés negativas, el resultado ha sido la creación de más de 7 billones de dólares en bonos gubernamentales con rendimientos negativos, lo cual representa alrededor del 30 por ciento del mercado global de deuda soberana de países desarrollados según estimaciones de Bloomberg.

Sin embargo esta nueva frontera en la política monetaria es criticada por algunos expertos como inefectiva, y podría estar contribuyendo a la volatilidad y caídas vistas en los mercados financieros en los primeros meses del 2016.

Comprando pérdidas

Si los tenedores de los bonos con rendimientos negativos se quedan con ellos hasta su vencimiento, recibirán menos dinero del que pagaron inicialmente por ellos. 

Esto parece no tener sentido, pero la revista británica The Economist explica que una pérdida de unos pocos puntos porcentuales puede verse mejor que la pérdida de más de 20 por ciento que los mercados accionarios globales han experimentado en el último año.

Además, si los inversionistas anticipan periodos prolongados de deflación en sus economías, como en el caso de Japón, podrían depositar sus ahorros en estos bonos para obtener un mejor rendimiento real. 

Esto quiere decir que, tomando en cuenta un entorno con tasas de inflación negativas, un bono con rendimiento por debajo del 0 por ciento aún puede generar ganancias en términos reales a pesar de mostrar pérdidas nominales.

Presión negativa

A pesar de que las tasas de interés negativas, como las tasas cercanas al 0 por ciento y los programas de relajación cuantitativa antes de ellas, tienen como misión incentivar los préstamos, la inversión y el consumo, pueden tener el efecto contrario y empujar a las economías debilitadas hacia recesiones.

“El objetivo de esta política ha cambiado totalmente — está tratando de estimular la demanda agregada y la verdad es que no es capaz de hacer eso de forma sostenible”, dijo William White, director del comité de desarrollo económico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Un ejemplo de estos riesgos se ve en las ganancias de los bancos europeos. Debido a que estas empresas temen pasas las tasas negativas a sus clientes y así desatar una ola de huída hacia el efectivo, están absorbiendo los costos que les imponen las tasas negativas.

Esto reduce el margen de ganancias que los bancos pueden obtener entre las tasas de interés que tienen que pagar por mantener depósitos con su banco central (que actúa como un banco de bancos) y las tasas que pagan y cobran a sus clientes por sus depósitos y préstamos respectivamente.

Esta presión ha derrumbado el precio de las acciones de estos bancos, e incluso ha levantado preguntas acerca de su solvencia. En medio de este escenario, los bancos se han mostrado aún menos dispuestos a extender crédito para estimular el crecimiento.

Además, debido a su naturaleza heterodoxa, la implementación de tasas negativas puede incrementar el miedo entre los consumidores, reduciendo su gasto y desacelerando aún más el crecimiento económico.

Estas preocupaciones parecen señalar que aún las tasas negativas tienen sus límites, a los cuales estos bancos centrales se están acercando. Y con menor efectividad de estímulo que las justifique y riesgos cada vez mayores acumulándose, las políticas monetarias ultralaxas parecen ser cada vez menos sostenibles, a pesar de que más y más bancos centrales se sumen a su club. 

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