El efecto Swift

La industria musical alrededor del mundo está llena de estrellas, pero su desempeño está lejos de ser estelar. 

La Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés) reporta que tras más de una década de declive, las ventas de discos siguen hundiéndose, ya que cayeron 19 por ciento durante la primera mitad de este año, en comparación con el mismo periodo del 2013. 

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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mil millones de dólares el total de las ventas digitales en la industria musical global durante el 2013, según datos de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica
http://youtu.be/yQyCHdJiPqw

La industria musical alrededor del mundo está llena de estrellas, pero su desempeño está lejos de ser estelar. 

La Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos (RIAA, por sus siglas en inglés) reporta que tras más de una década de declive, las ventas de discos siguen hundiéndose, ya que cayeron 19 por ciento durante la primera mitad de este año, en comparación con el mismo periodo del 2013. 

Y en lugar de cumplir con las esperanzas de los ejecutivos y compensar esta caída, las ventas digitales de música también muestran deterioro, con un descenso de 14 por ciento durante los primeros seis meses del 2014.

Lo que sí va a la alza son las ganancias de los servicios de transmisión en línea (mejor conocidos como streaming) como Spotify o Deezer, que durante el mismo periodo de comparación crecieron 28 por ciento.

Más allá de mostrar crecimiento en medio del estancamiento y deterioro de otras formas de venta, los servicios de streaming representan una proporción cada vez mayor de las ganancias de la industria musical. 

Datos de la RIAA muestran que en el 2007, las ventas físicas de discos representaban el 70 por ciento de las ganancias en la industria, mientras que en el 2013 esta cifra fue de poco más de 30 por ciento. Al mismo tiempo, las ganancias obtenidas a partir del streaming pasaron de representar 3 a 21 por ciento del total.

Sin embargo, la cantante Taylor Swift y su disquera Big Machine Records decidieron recientemente desafiar la tendencia y retirar el catálogo de discos de la artista de Spotify. 

Y desafortunadamente para Spotify, la decisión no ha hecho mella en las espectaculares ventas de Swift.

Taylor Swift Inc.

Con o sin Spotify, Swift representa una anomalía en la industria musical, desafiando la tendencia negativa y logrando enormes éxitos en ventas. 

La revista Bloomberg Businessweek reporta que su más reciente álbum, 1989, vendió 1.29 millones de copias durante su primer semana en el mercado, el mayor récord desde el 2002. 

En comparación con el éxito de Swift, el segundo álbum más vendido del año, Ghost Stories, de la banda Coldplay, sólo vendió 383 mil copias durante su primer semana, menos de un tercio de las de 1989. Incluso tomando en cuenta las ventas de Ghost Stories desde su publicación en mayo hasta la fecha, que en total alcanzan 737 mil copias, el álbum no rebasa a Swift.

Pero las ventas de discos no son las únicas que han contribuido a construir la fortuna de Swift, que Forbes estima en 200 millones de dólares. 

La cantante también llena estadios regularmente durante sus giras, y los precios en reventa de boletos para sus conciertos del 2015 superan los 3 mil dólares en algunos casos. 

Esto cobra más importancia al considerar que entre el 2002 y el 2010, las ganancias obtenidas a partir de los espectáculos en vivo para los artistas crecieron 32 por ciento. 

Tan sólo en Norteamérica, durante el 2013 los conciertos generaron 5.1 mil millones de dólares en ganancias, y Swift se llevó el récord del continente con casi 113 millones de dólares.

Swift versus Spotify

El pleito entre Swift y Spotify ha dado de qué hablar, pero no es un fenómeno único ya que artistas como Thom Yorke y Pink Floyd también han tenido desacuerdos con empresas como ésta.

Los críticos de las plataformas de streaming apuntan que éstas dejan ganancias mucho menores para los artistas responsables de la música, ya que sólo les pagan fracciones de centavos cada que los usuarios escuchan una de sus canciones. 

En comparación con esto, una descarga digital mediante plataformas como iTunes le paga a los artistas alrededor del 50 por ciento del precio, resultando en 50 ó 60 centavos de ingresos por cada descarga.

Es por esto que Swift y su equipo decidieron no publicar 1989 en Spotify durante sus primeras semanas de venta, tal y como lo hicieron con su álbum anterior, Red, en 2012. El problema es que en esta ocasión, Spotify eligió retar la decisión de la cantante.

Mediante un comunicado, Spotify implicó que la decisión de Swift era un insulto para sus seguidores, por lo menos 2 millones de los cuales forman parte de los 40 millones de suscriptores de la empresa. 

En respuesta, Swift retiró todo su material del servicio, citando “reticencias sobre (su) modelo de negocios”.

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