La nueva era en la industria de las telecomunicaciones en México comienza a definirse. Desde que se aprobó la reforma en la materia hace dos años, varios competidores internacionales han mostrado interés por el mercado nacional.
El más nuevo e importante competidor es AT&T, quien a través de dos adquisiciones claves consiguió entrar al mercado con una participación del 11.2 por ciento del mercado de comunicación móvil.
La primera de estas operaciones se consolidó a principios de este mes cuando se terminó el proceso de compra de Iusacell.
A esto se le debe agregar la compra de Nextel anunciada ayer con lo que se pone fin a meses de especulación acerca de lo que pasaría con esta empresa.
En septiembre del año pasado, la matriz en Estados Unidos de Nextel, NII Holdings, se declaró en bancarrota.
Aunque la filial mexicana tiene fama de ofrecer un mal servicio a sus clientes, el negocio de Nextel era una de las entrada más importante de dinero para NII Holdings. Tal era el caso que los directivos de la matriz afirmaron, en varias ocasiones, que su plan era reestructurar los activos de la empresa manteniendo a toda costa el negocio de Nextel.
A pesar de estas reiteradas declaraciones, la empresa cerró ayer un acuerdo de compra con AT&T por mil 875 millones de dólares. La operación está sujeta a la aprobación de las autoridades, tanto mexicanas como estadounidenses, pero se espera que para mediados de año se finalice todo el proceso burocrático.
Lo que la compra se llevó
La adquisición de Nextel representa una base de 3 millones de usuarios para AT&T, junto con las licencias de espectro, tiendas de atención de clientes e infraestructura.
Entre los mayores activos comprados se encuentra la base de clientes premium que están acostumbrados a pagar altas tarifas por sus servicios de comunicación.
La red de Nextel ofrece además una cobertura a 76 millones de mexicanos y, junto a los activos adquiridos de Iusacell, AT&T afirma que se encuentra en condiciones de ofrecer un mejor servicio a personas que viven fuera de las áreas metropolitanas.
Entre los primeros planes que tiene la firma para el país es ofrecer llamadas gratis a Estados Unidos a más tardar en tres años. La finalidad es ofrecer la misma calidad de servicios en ambos lados de la frontera norte del país.
“Lo verás en la otra dirección en cuanto tengamos la red construida, en tres años,” dijo Randall Stephenson, director general de AT&T entrevistado la semana pasada en Davos.
“La expectativa es, y queremos que se sepa que ésta es nuestra meta, que si vives en México tu experiencia no será diferente a la experiencia en Nueva York, y te costará lo mismo, no tendrás que checar tu roaming aunque estés en San Francisco.”
El principal competidor de AT&T en México será América Móvil que tiene alrededor del 68.8 por ciento del mercado. No obstante, la empresa de Carlos Slim se enfrenta a una legislación asimétrica debido a que posee más de la mitad del mercado.
¿Y América Móvil, ‘apá?
La consolidación de AT&T en México representa un nuevo obstáculo para América Móvil, la empresa propietaria de Telcel y Telmex.
Gracias a la reforma de telecomunicaciones, a menos que América Móvil se deshaga de parte de sus activos para dejar de ser un actor dominante en el mercado, se enfrentará a una regulación asimétrica por parte de las autoridades mexicanas.
En la búsqueda de América Móvil por compradores potenciales para sus activos, que incluyó a SoftBank y a China Mobile, AT&T es vista como el candidato más serio debido a su tamaño, infraestructura, capacidad de inversión y potencial de sinergia.
Pero a pesar de esto y de la antigua alianza entre ambas empresas, actualmente resulta más conveniente para AT&T poner en pausa cualquier plan de adquisición de los activos de América Móvil.
Esto debido a que mientras América Móvil no encuentre otro comprador, los castigos que le serán impuestos le ayudarán a sus competidores a expandirse en el mercado, además de empujarla a vender sus activos a un precio más barato.
Y por el momento AT&T no tiene que temer competencia en la compra, ya que analistas reportan que su compra de Iusacell y Nextel ahuyenta a otros inversionistas extranjeros que podrían estar interesados en México.
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