El otro rostro de Raquel Buenrostro en el SAT

La jefa del SAT habla en privado sobre las labores prioritarias que realiza en el órgano tributario y derriba algunos mitos alrededor de su persona y el vínculo con los empresarios
Nayeli Meza Orozco Nayeli Meza Orozco Publicado el
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La Dama de Hierro no es lo que parece. Por primera vez desde que llegó al cargo Raquel Buenrostro abre las puertas de su oficina central en el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

En una sala llena de fotografías de “fantasmas” (sus antecesores) se reúne un pequeño grupo de periodistas con el objetivo de hablar sin tapujos de los retos y oportunidades a los que se enfrenta la mujer a cargo de los impuestos en el país.

En el salón, cuyo nombre rinde homenaje a los más de 70 millones de contribuyentes, llega Raquel Buenrostro acompañada de tres personas de su mayor confianza. Dos de ellos de su equipo de comunicación y el tercero se trata de Antonio Martínez Dagnino, quien se desempeña como administrador general de Grandes Contribuyentes.

+70
millones de contribuyentes integran el padrón del SAT

Al ingresar a la sala, la mujer que algunos empresarios temen sonríe y lanza una broma sobre el motivo que la demoró un par de minutos.

El acuerdo se pacta: la primera parte de la reunión se mantendrá en privado, mientras que la segunda será pública. La palabra se cumple. Durante ese tiempo “la jefa” comparte algunas de sus experiencias al ocupar la silla más importante del SAT, los desafíos y algunos temas espinosos.

Al abrir el micrófono -y a pregunta expresa de Reporte Índigo- responde tajante y con un dejo de pasión en su labor: “El SAT es una institución muy bonita, es muy grande y se necesita de mucho conocimiento técnico en muchas disciplinas. Técnicamente es un reto profesional por todas las ramas que abarca y administrativamente es un desafío mucho mayor por el número de trabajadores y oficinas que operan en todo el país”, asegura Buenrostro.

2,262
mdp fueron los ingresos presupuestarios hasta el cierre de agosto

Desde que comenzó su gestión en diciembre del 2019, a la sucesora de Margarita Ríos-Farjat  se le adjudicó un mote: “La dama de hierro” o “La mano de hierro” por las medidas que implementó desde el primer día que pisó la oficina en Avenida Hidalgo, en la Ciudad de México.

Al cuestionarle sobre esto, fiel a su estilo, que pocos conocen, lanza una broma con un comentario directo. “Me dicen ‘La dama de hierro’ porque las personas no estaban acostumbradas a que se estableciera un piso parejo”, dice mientras una sonrisa se dibuja en su rostro.

Raquel Buenrostro dice adiós a la reforma fiscal

La jefa del SAT se levanta a servir su segunda taza de café, mira el reloj de su secretario particular, Javier Portugal, y sabe que cuenta con pocos minutos antes de su siguiente pendiente en la agenda.

Detrás del nombre de Raquel Buenrostro existe una matemática por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), academia que le otorgó la medalla Gabino Barreda con la tesis “Acerca del teorema de MillerTeply”.

Años más tarde obtuvo la maestría en Economía por El Colegio de México con el trabajo “Comportamiento del tipo de cambio dentro de una banda: análisis de los efectos debidos a la intervención intramarginal del Banco Central”.

En pocas palabras, los números son lo suyo. Y lo demuestra cuando habla de ellos. Explica que al 31 de agosto, los ingresos tributarios alcanzaron un monto de 2 mil 262 millones de pesos (mdp) cifra que, en términos reales, se encuentra 0.5 por ciento por debajo de lo observado en el mismo periodo del año anterior.

Mientras que los esfuerzos adicionales de recaudación alcanzaron un monto de 345.8 mdp, de los cuales 221.9 mdp corresponden a ingresos en efectivo.

Al tocar el punto de impulsar una reforma fiscal durante el próximo año, “La jefa” sigue la ruta del inquilinio de Palacio Nacional.

“No estamos pensando en una reforma fiscal porque creemos que no tiene ningún sentido que los contribuyentes que pagan siempre sean los que paguen un incremento en impuestos, entonces antes de pensar en eso tenemos que hacer que los que deben nos paguen”, dice.

A la fecha, el SAT tiene identificado un patrón de 12 mil 500 grandes contribuyentes de los cuales este año revisaron 650 y todavía faltan muchos por revisar, hecho que impulsaría los programas de fiscalización.

También se ha hecho un esfuerzo muy grande en el tema de factureras en empresas fantasma o con operaciones simuladas para combatirlas.

Sobre la relación que tiene con los empresarios en el país, la titular del SAT asegura que al inicio fue complicada, pero hoy ambas partes trabajan en concordancia para que México mejore su nivel de tributación.

Tal vez Raquel Buenrostro nunca se imaginó que el camino la llevaría a ocupar la silla más importante en materia fiscal, pero está segura de los siguientes pasos que dará, a pesar de que el panorama en este momento no es el más favorable.

“El SAT solo quiere dar certeza jurídica en materia fiscal, no hay ninguna persecución. La peor parte del año ya pasó y el próximo no puede ser peor que este. Nosotros estamos abiertos para atender a todos de varias maneras y a los grandes contribuyentes los invitamos a tocar nuestra puerta”.

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