El boom de los commodities se ha volteado a favor de los compradores y no de los productores. Y entre los países emergentes productores, pocos están sufriendo tanto como Rusia.
Mientras que entre el 2000 y el 2011 los índices de precios de estas mercancías se triplicaron, ahora están cayendo en picada. Y el año pasado ninguno dio más de qué hablar que el petróleo, que ha caído casi 60 por ciento de junio del 2014 a la fecha.
El declive petrolero es una mala noticia para los exportadores netos de crudo, que recibirán menos ingresos, y una buena noticia para los importadores netos, que podrán comprarlo más barato.
Entonces, quienes salen ganando de este fenómeno son los importadores como Estados Unidos, China, o India.
Por otro lado, dentro de las mayores economías emergentes, Rusia es el país más afectado por la caída, reflejando una dependencia peligrosa con el crudo.
Esto debido a que no sólo requiere precios de 100 dólares por barril (contra los 40 y tantos dólares por barril actuales) para balancear sus finanzas públicas, sino que además la exportación petrolera representa el 13.4 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).
En comparación con Rusia, la situación de México, que requiere precios de 79 dólares por barril y donde la exportación representa el 2 por ciento del PIB, no se ve tan mala.