Después de dos semanas de descanso, el tema de las finanzas públicas de Estados Unidos vuelve a la escena. Tras la experiencia con las negociaciones para evadir el precipicio fiscal, el enfoque de los mercados se fija sobre el debate para levantar el techo de deuda de Estados Unidos.
Bajo sus leyes nacionales, Estados Unidos ha impuesto un límite máximo de deuda que el Departamento del Tesoro puede adquirir. Mientras que el techo de deuda no restringe la habilidad de contraer programas de gasto público, se pensó como una herramienta política para estimular un mejor manejo de las finanzas públicas.
Actualmente, el gobierno estadounidense está generando 277 mil millones de dólares en ingresos, y planea gastar 452 mil millones al mes en obligaciones previamente contraídas. La diferencia debe ser pagado al emitir deuda, pero el límite de deuda que se puede contraer ya ha sido alcanzado.
Técnicamente, el gobierno estadounidense llegó a su límite de deuda en diciembre, y está recurriendo a parte del fondo de emergencia del Departamento del Tesoro para pagar sus deudas contraídas.
Se estima que al gobierno de Estados Unidos se le acabe el dinero para pagar su gasto corriente alrededor del 15 de febrero.
Lo absurdo
Mientras que la noción de que la mayor potencia económica mundial no pueda pagar sus deudas parece inaudita, cada vez aparenta más cercana tal situación.
La última ocasión que se debatió el levantar el techo de deuda llevó a tal desconfianza del mercado que tres de los índices financieros más importantes en el mundo sufrieron su semana más volátil desde la crisis financiera del 2008, con caídas de entre el 5 y el 7 por ciento.
Tras el acuerdo presentado, la agencia crediticia Standard & Poor’s redujo la calificación de su deuda por primera vez en la historia.
El presidente Barack Obama calificó de “absurdo” que el país esté debatiendo la posibilidad de dejar de pagar las deudas que ya contrajo, tanto con sus ciudadanos, como con inversionistas extranjeros. En conferencia de prensa, el presidente quitó la posibilidad de negociar acuerdos financieros en que se postule como posibilidad no aumentar el techo de deuda.
Con la experiencia de los debates previo al precipicio fiscal, los mercados financieros estarán ante la expectativa de las posibles repercusiones si se sobrepasa la fecha límite en que Estados Unidos ya no tenga fondos para pagar su gasto corriente.