El tiempo se acaba para la FED
La esperada junta del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC), el órgano administrativo que decide sobre la política monetaria de Estados Unidos, inicia hoy.
La reunión merece relevancia pues en ella se decidirá sobre si habrá un nuevo paquete de estímulo para la economía estadounidense.
Los mercados internacionales están en espera de los resultados.
La junta
Jesús M. Badiola
La esperada junta del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC), el órgano administrativo que decide sobre la política monetaria de Estados Unidos, inicia hoy.
La reunión merece relevancia pues en ella se decidirá sobre si habrá un nuevo paquete de estímulo para la economía estadounidense.
Los mercados internacionales están en espera de los resultados.
La junta
Ben Bernanke preside la junta del FOMC y a su vez preside la FED, que es atendida por un pequeño grupo de tecnócratas, incluyendo a los gobernadores de las diferentes Reservas Federales.
En estos dos días tendrán la tarea de decidir sobre si empezar un tercer programa de Relajamiento Cuantitativo para estimular la economía estadounidense. La decisión de esta junta en particular es notoriamente importante. En principio, el mundo financiero se encuentra en problemas económicos sin precedentes.
Europa se mantiene entre fuertes preocupaciones por los altos déficits de algunos países y las soluciones que el Banco Central Europeo ha ofrecido han resultado notoriamente insuficientes.
La crisis podría contaminar a Estados Unidos, que se encuentra en una recuperación muy frágil y la presión de actuar está cada vez más latente.
Los mercados también parecen estar a la expectativa de medidas adicionales.
La sola mención de la posibilidad de hacer algo, por parte de Mario Draghi la semana pasada, llevó por los cielos a los índices accionarios más importantes del mundo.
La decisión
En este año electoral en Estados Unidos es difícil que se pueda usar la política fiscal, ya sea al recortar impuestos o incrementar el gasto gubernamental, para estimular su economía.
La única opción a la mano es usar su política monetaria, la emisión de billetes y moneda. Para esto, El FOMC deberá indicar dos cosas aparentemente contradictorias entre sí.
Por un lado, deberá procurar el poder adquisitivo de la moneda, que en principio significa simplemente mantener bajo control a la inflación.
Para ello, la herramienta más eficiente con la que cuenta es la oferta monetaria, que debe procurar no sea mayor al crecimiento de la economía.
Sin embargo, por otro lado, la Fed debe señalar al mundo que está dispuesto a sacrificar la estabilidad, al menos en el corto plazo, en favor al crecimiento económico. Para eso sería necesario hacer precisamente lo contrario: imprimir más dinero.
Y para imprimir más dinero, la Fed también tiene cada vez menos opciones. No puede reducir la tasa de interés interbancaria, como se hace normalmente, porque ésta ya se encuentra en su nivel histórico más bajo: cero por ciento.
Por lo tanto, la Reserva necesitará comprar algún bien, mismo que en el pasado han sido bonos de gobierno de largo plazo.
A esta operación se le ha llamado relajamiento cuantitativo y es lo que los mercados buscan.
En la última minuta de la Reserva Federal se informa que los miembros de la junta han dado
mayores comentarios a favor de mayores políticas de estímulo.
En el último testimonio de Bernanke ante el Congreso también refleja más preocupación sobre el estado de la economía del que usualmente refleja el banquero.
El ‘Helicóptero Ben’
Ben Bernanke se crió en Dillon, Carolina del Sur, una de las zonas más castigadas por los desalojos de casas por problemas en el pago de hipotecas que azota a Estados Unidos. De hecho, la casa donde creció fue intervenida a sus actuales propietarios, incapaces de pagar la hipoteca.
Hace siete años puso su primer pie en la Fed, como miembro del consejo de Gobernadores.
Después pasó a la Casa Blanca al frente del consejo de asesores económicos del Presidente George Bush, la antesala a la presidencia de la Fed.
El sucesor de Alan Greenspan llegó en febrero de 2006 al Banco Central con la intención de restar protagonismo al puesto de presidente.
Y fue precisamente su historial académico y su bajo perfil político lo que causó algunas dudas en Wall Street.
La hecatombe financiera lo cambió todo, y le obligó a ejercer un papel mucho más activo y visible, rompiendo con tradiciones muy arraigadas, como conceder la primera entrevista televisada en décadas y sometiéndose a las inquietudes de la gente corriente.
Es un buen comunicador, pero sobre todo un calculador con mucha cintura. Su estrategia para estabilizar los mercados financieros se asienta sobre dos bases. Por un lado, utilizó los instrumentos comunes de política monetaria, lo que le llevó en diciembre a dejar las tasas de interés cercanas a cero.
Por otro lado, le dio vida a la máquina de hacer dinero, con instrumentos no convencionales para inyectar liquidez en el mercado de crédito y metiéndose en terrenos no explorados.
Esto le valió el apodo de “Helicóptero Ben”, por un discurso que dio en 2002 en el que parafraseó a Milton Friedman con el uso del término “Helicopter drop”, es decir, lanzar dinero en la economía para combatir la deflación en fase de crisis profunda.
Bernanke dijo, a propósito de la deflación, que el gobierno es el único que dispone de los recursos para crear y movilizar dinero para mantener viva a la economía.
La teoría la llevó a la práctica seis años después, distanciándose del liberalismo económico seguido por su predecesor en el banco central más poderoso del mundo.
En entrevista reciente, el responsable de política monetaria recordó que las medidas expansivas han funcionado hasta el momento y no quiso adelantar nuevas medidas de estímulo o compra de activos, al tiempo que recordó que “hay límites” a cuánto puede hacerse.
“Hay un monto finito de opciones disponibles, es más, si la Reserva Federal adquiere demasiado eso dañaría las funciones del mercado y reduciría la eficiencia de las políticas”, señaló Bernanke.