El viejo oeste
“Luchar. Deben luchar. Luchen
- ¿Con machetes y manos contra armas?
- Compren armas
- ¿Comprar?
- Vayan a la frontera. Allí hay muchas armas”
Del guión de la película Los Siete Magníficos (1960)
Hace unos días, las noticias sobre la lucha de comuneros de Cherán por salvar al bosque y su costo en vidas, me hicieron recordar una de esas películas del viejo oeste. Venían a mi mente imágenes del famoso western cinematográfico “Los Siete Magníficos” (1960).
Eduardo Flores Campbell“Luchar. Deben luchar. Luchen
– ¿Con machetes y manos contra armas?
– Compren armas
– ¿Comprar?
– Vayan a la frontera. Allí hay muchas armas”
Del guión de la película Los Siete Magníficos (1960)
Hace unos días, las noticias sobre la lucha de comuneros de Cherán por salvar al bosque y su costo en vidas, me hicieron recordar una de esas películas del viejo oeste. Venían a mi mente imágenes del famoso western cinematográfico “Los Siete Magníficos” (1960).
La película cuenta la desgracia en la que vive un pequeño pueblo mexicano cerca de la frontera con los Estados Unidos.
Sus pobres habitantes son hostigados por uno bandoleros, quienes les extorsionan, roban, violan y matan con total impunidad ante la ausencia e indiferencia de las autoridades.
A pesar de haber sido filmada hace más de medio siglo, no resulta difícil imaginarse un escenario así. El pasado 12 de junio, un grupo armado asaltó y violó a mujeres en un campamento católico en el parque “El Colibrí” en Ixtapaluca, Estado de México.
En la película, hartos de las vejaciones y aconsejados por la voz más sabia del pueblo, deciden mandar una delegación a comprar armas al otro lado de la frontera.
Los enviados cambian de opinión cuando el mercenario Chris Adams (Yul Brynner), les explica que “sale más barato contratar pistoleros que comprar armas”.
Chris es contratado para formar algo así como el famoso “grupo rudo” que tanto presumió el alcalde de San Pedro Garza García, Nuevo León, hace unos años.
Durante el sexenio del presidente Calderón ha habido varios momentos de tensión con los Estados Unidos.
Entre ellos, el ataque con artefactos explosivos al Consulado General de EU en Nuevo Laredo, la muerte de ciudadanos estadounidenses, el asesinato de Jaime Zapata, agente del Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE), que destapó el escándalo de la fracasada operación ‘Rápido y Furioso’.
Estados Unidos no es directamente responsables de la violencia y la impunidad que sufre el país, pero sí puede aprovechar la oportunidad para justificar su intervención.
A partir del próximo enero, representantes del nuevo gobierno mexicano van a ir a Washington a volver a pedir ayuda para mantener la guerra contra el narcotráfico, que ha costado más de 50 mil vidas.
No les extrañe que a su regreso vengan acompañados por personal del magnífico FBI, agentes de la magnífica DEA, o algunos elementos del magnífico ejército de los Estados Unidos.
Eduardo Flores Campbell es de Tijuana. Trabaja en publicidad en San Diego.