¿Qué tanto estaría dispuesto a pagar alguien por un postre supuestamente delicioso y muy deseado?
En Nueva York, la reventa de los cronuts, un postre que combina las características de un croissant con las de una dona, ha ofrecido la cifra de 40 dólares (521 pesos) en respuesta a esta pregunta.
Pero el alto precio al que se han vendido algunos cronuts no corresponde con el valor intrínseco del producto, ni con la cotización original de su creador -es el resultado de la existencia de un mercado negro.
El cronut fue creado y nombrado por Dominique Ansel, dueño de la homónima pastelería neoyorquina, y puesto a la venta el 10 de mayo de este año.
El postre utiliza masa laminada similar a la de un croissant, la cual se fríe como se haría con una dona, y después se espolvorea con azúcar, se rellena con crema y se cubre con glaseado. La pastelería ofrece solo un sabor de cronut y lo cambia mensualmente.
Ansel ofrece 200 unidades de su producto diariamiente a un precio fijo de 5 dólares (antes de impuestos) y un límite de dos cronuts por cliente.
Desde su lanzamiento, el postre obtuvo gran atención por parte de los neoyorquinos. Se reportaba que había filas de personas alrededor de la cuadra donde se localiza la pastelería desde las 6 de la mañana, dos horas antes de la apertura del negocio, y que todas las unidades se agotaban en menos de dos horas.
Dulce reventa
La escasez de cronuts, creada por la alta demanda y poca oferta, ha resultado en la existencia de un mercado negro para el producto.
Revendedores oportunistas han usado el sitio Craigslist para vender unidades del producto a 20 dólares en Manhattan, 30 en Queens, y hasta en 40 dólares en Brooklyn; 8 veces su precio original.
En entrevista con el periódico Daily Mail, Ansel dijo que no apoya estas prácticas. Al preguntarle por qué no simplemente producir más unidades del popular postre, el pastelero respondió que prefiere enfocarse en calidad que en cantidad, y que no le interesa expandir su negocio o enfocarse solamente en los cronuts.
Sin embargo, Kevin Roose, de la revista New York, opina que con estas condiciones Ansel podría justificar un aumento de precios para su producto, como ocurriría en un mercado eficiente.
Pero al mantener fijo el precio, Ansel asegura la continuación de la escasez y del mercado negro, al mismo tiempo que mantiene a sus clientes interesados en su producto.
Roose recomienda aprovechar el momento de atención del cronut y expandir el negocio, quizá en conjunto con otra empresa como Starbucks, para producirlo en masa y así satisfacer la demanda.
Mientras Ansel siga rechazando esto, el mercado negro se encargará de satisfacer a aquellos dispuestos a pagar un precio exorbitante por un postre de moda.