Si quedaba alguna duda de que la administración de Donald Trump está a punto de notificar a México y a Canadá que Estados Unidos saldrá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, Chrystia Freeland, la ministro de Relaciones Exteriores canadiense parece confirmar los rumores.
“Estados Unidos ha sido muy claro desde antes de que iniciaran las negociaciones que su salida era una posibilidad”, expresó Freeland. “Creo que debemos tomarle la palabra a nuestros vecinos, tomarlos en serio, de tal suerte que Canadá esté preparada para cualquier eventualidad”, agregó.
Funcionarios del gobierno del primer ministro Justin Trudeau, citados de manera anónima por la prensa estadounidense, refieren que es altamente probable que ante la cancelación del TLCAN entrará en vigor el tratado bilateral de libre comercio que Estados Unidos y Canadá firmaron en 1987.
En México el ánimo es mucho más pesimista. La administración de Enrique Peña Nieto ratificó su postura de que si Estados Unidos invoca el artículo 2205, notificando que en seis meses se hará efectiva su salida del TLCAN, el equipo negociador mexicano se retirará de la mesa de discusión del acuerdo comercial de manera definitiva.
Esto significaría una derrota política para el gobierno federal en pleno año electoral. Además, pondría en tela de juicio la resiliencia de la estabilidad macroeconómica del país. Esta semana, Alejandro Díaz de León, gobernador de Banco de México, dijo que la ruptura del TLCAN “definitivamente podría tener un impacto en el tipo de cambio”, lo cual generaría fuertes presiones para la inflación. El año pasado, el cambio en el nivel de precios fue de 6.77 por ciento, la tasa más alta en los últimos 17 años.
Silencio en la Casa Blanca
Mientras tanto, la administración de Donald Trump guarda silencio, exacerbando el clima de incertidumbre que rodea a la sexta ronda de negociación que tendrá lugar en Montreal a partir del 23 de enero. De acuerdo a reportes independientes de la agencia Reuters y de Bloomberg, funcionarios de la Casa Blanca han dicho de manera extraoficial que la posición institucional de la Casa Blanca en relación al TLCAN permanece sin cambio.
Sin embargo, el mercado y los grupos de presión empresariales que han cabildeado a favor del acuerdo perciben un clima diferente en la administración de Trump, más propenso a asumir una posición de política comercial más disruptiva.
El miércoles, inmediatamente después de que se dio a conocer que el gobierno estadounidense estaba considerando utilizar la “opción nuclear” en la renegociación del TLCAN, el peso se depreció 1.28 por ciento frente al dólar en cuestión de minutos.
Tom Donohue, el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, la organización empresarial con mayor influencia política en Washington, inició una campaña mediática para presionar a la Casa Blanca a mantener el status quo del TLCAN. En una entrevista televisiva, declaró que si Estados Unidos se retira del acuerdo, esto podría propiciar una crisis económica que neutralizaría los efectos del estímulo a la demanda agregada derivado del recorte de impuestos de la reforma fiscal recientemente aprobada.
Los motivos de Trump
Aún si la administración de Donald Trump efectivamente confirma que Estados Unidos notificará a sus socios comerciales su salida del TLCAN, los motivos de la Casa Blanca no están claros.
En el entorno de la Secretaría de Economía de México, que tiene a su cargo la renegociación del acuerdo, trasciende la versión de que esta decisión sería utilizada por el gobierno estadounidense para ganar influencia en las negociaciones y pactar un acuerdo mucho más favorable a los intereses de la agenda pseudo proteccionista del presidente Trump.
Gary Hufbauer, economista del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), comparte esta percepción:
La invocación del artículo 2205 no representa un mecanismo vinculante que exige la salida de Estados Unidos del acuerdo como una obligación legal. La expiración de los seis meses de transición no se traducen automáticamente en la terminación del TLCAN.
Una segunda versión sobre los motivos de la administración de Trump para anunciar que saldrá del TLCAN es que esto es un acto político abocado a ganar adeptos de cara al proceso electoral de medio término de noviembre de 2018. “(Trump) quiere poner esto en duda (supervivencia del TLCAN) y mostrar una postura de dureza antes de las elecciones de medio término”, dijo a Bloomberg Avery Shenfeld, economista en jefe del banco canadiense CIBC.
Una última versión es que Trump realmente está interesado en la finalización del TLCAN, aún si esto implica enfrentarse con el lobby empresarial estadounidense y con una parte significativa del Partido Republicano en el Congreso.
La moneda está en el aire.