En materia de energía, no cabe duda que México y Estados Unidos marchan a velocidades muy distintas.
Mientras que en el país continúa la discusión de las leyes secundarias para el marco regulatorio de la reforma energética, del otro lado de la frontera la explotación de los recursos no convencionales ha impulsado la producción de petróleo hasta un récord histórico, superando el pico alcanzado hace 44 años.
La producción total de petróleo en Estados Unidos, que incluye al crudo y otros productos energéticos, como el condensado y el gas natural licuado, alcanzó los 11.3 millones de barriles diarios (MMbd) en 1970.
En abril pasado, este indicador registró un nivel de 11.27 MMbd, y el Financial Times reporta que es probable que esta cifra ya haya sido rebasada durante el segundo trimestre del 2014.
Los expertos apuntan que ha sido la explotación de los recursos no convencionales, como el petróleo y gas shale, lo que ha logrado revertir cuatro décadas de caída en la producción estadounidense en un periodo de tan solo cinco años.
Mientras tanto, en México el Congreso espera aprobar las leyes secundarias durante este mes y la Secretaría de Energía anunciará en septiembre cuáles campos podrá seguir explotando Pemex.
Y la Comisión Nacional de Hidrocarburos prevé publicar a final del año los 30 ó 40 campos que se abrirán a las empresas privadas, como parte de la ronda uno de apertura de la industria energética.
Bonanza no es panacea
A pesar de los beneficios económicos que la revolución energética ha traído en Estados Unidos, los expertos indican que esta contiene algunos problemas considerables.
Los análisis destacan que la explotación de los recursos no convencionales ha alterado la composición de la producción total de petróleo, que hoy contiene una mayor proporción de productos con un menor contenido energético y valor que el crudo.
A pesar del aumento general en producción, la explotación de crudo aún no alcanza los niveles vistos en 1970.
Además, el Departamento de Energía de este país estima que la producción petrolera alcanzará un nuevo pico en el 2020, y a partir de entonces comenzará a caer.
Así, aunque Estados Unidos se encuentra hoy entre los tres países con la mayor producción de petróleo y gas natural, las predicciones que sostenían que los recursos shale llevarían al país a rebasar la producción de crudo de Arabia Saudita, y mantener esto por un largo tiempo, parecen haber sido más exageraciones que verdades.