Estados Unidos superó este año a Arabia Saudita como el mayor productor de petróleo del mundo, según indica un reporte de Bank of America-Merrill Lynch Global Research (BoA-ML).
En el 2010, Estados Unidos rebasó a Rusia para convertirse también en el mayor productor de gas natural a nivel global.
Con una producción total diaria de 11 millones de barriles de crudo y líquidos derivados del gas natural durante el primer trimestre del año, Estados Unidos es ahora el líder energético del mundo.
El reporte de BoA-ML prevé que mantendrá el liderazgo durante el resto del 2014, ya que es probable que la producción aumente en la segunda mitad del año.
Y este crecimiento no cesará en este año, ya que la Agencia Internacional de la Energía prevé que la producción petrolera del país alcanzará los 13.1 millones de barriles diarios en el 2019, y no perderá su liderazgo productivo sino hasta después del 2030.
Estos aumentos productivos han mantenido los precios de los energéticos relativamente baratos en Estados Unidos, donde el barril de petróleo de referencia es aproximadamente siete dólares más barato que su contraparte europea.
Bonanza y retos del shale
El reporte de BoA-ML señala que la revolución del shale, que ha resultado en incrementos de 70 por ciento en la producción de petróleo y otros líquidos desde el 2008, y en un aumento de 40 por ciento en la producción de gas natural desde el 2005, ha reducido los costos energéticos de Estados Unidos, dándole una ventaja económica a Norteamérica sobre otras regiones del mundo.
Sin embargo, el análisis destaca que los beneficios de esto para el sector industrial han sido mixtos, ya que incluso áreas como la manufactura solo han visto modestas ganancias productivas en este periodo.
Por otro lado, la mayor parte de los incrementos en empleo en Estados Unidos durante su lenta recuperación se han dado en regiones con aumentos en su producción energética.
Pero la bonanza de Estados Unidos representa un reto para sus países vecinos, ya que su reducción en la dependencia sobre las importaciones energéticas presenta un nuevo escenario amenazante para países exportadores de petróleo como México y Canadá.
Estos países, tradicionalmente enfocados en proveer las necesidades energéticas de Estados Unidos, ahora se están percatando de que este país no necesariamente comprará tanto petróleo como el que ellos desean vender.