Steve Jobs, el legendario fundador y después CEO de Apple, era adepto a crear grandes expectativas sobre sus productos.
Aquello inducía a que los clientes estuvieran dispuestos incluso a acampar afuera de las tiendas cuando el aparato más nuevo salía al mercado.
Sin embargo, como su último reporte de ganancias dado a conocer el martes, la estrategia también representa una debilidad del modelo de negocios de Apple con el que tendrán que lidiar pronto.
La empresa no está necesariamente en problemas.
Las ventas en total, aunque altas, no cumplieron los estimados delos analistas.
Para su fortuna, la venta de iPads llegó a su máximo histórico: 17 millones, muy por encima de las 15 esperadas.
Sus ingresos netos también aumentaron un respetable 23 por ciento respecto al año anterior.
Además, es significativo el hecho de que Apple es la única gran empresa de tecnología que vio un incremento en ventas de computadoras.
A pesar de que en toda la industria se ve que los consumidores están dejando de comprar laptops y optando por tabletas, Apple logró vender 4 millones de computadoras.
Aun así, la acción de la empresa cayó 5.1 por ciento al día siguiente de publicarse el reporte.
Los culpables
Es un problema de expectativas y es dual.
Primero, afectó a la empresa estadounidense porque la mayoría de los consumidores esperan al próximo gran producto: un nuevo iPhone.
Al parecer nadie estaba dispuesto a comprar un iPhone cuando se rumora que el nuevo estará totalmente diferente y tendrá avances tecnológicos sin precedentes. Puede ser verdad o no, pero la empresa ha creado tanta expectativa sobre el futuro que ha afectado sus ventas del presente.
Segundo, Apple ha consentido a los inversionistas en Wall Street por mucho tiempo. A pesar de unas expectativas altas de los analistas, ésta es apenas la segunda ocasión desde el 2002 que Apple no las alcanza.
Por lo tanto, mientras estos resultados serían alabados en otras empresas del sector, parecen decepcionantes para Apple.Según Bloomberg, los altos ejecutivos ya se han dado cuenta del problema y estudian una manera de balancear las expectativas de los consumidores, impulsándolos a comprar los productos nuevos, pero sin menospreciar a los antiguos.
Una cosa sí es cierta: en estas condiciones económicas, ya quisieran muchas otras empresas tener inconvenientes similares.