El trato: una fotografía que simula el envejecimiento a cambio de información personal. Así funciona FaceApp, una aplicación que ha ganado popularidad en las últimas semanas entre millones de usuarios de todo el mundo.
La plataforma abrió un nuevo debate sobre el tema de la privacidad en internet, luego de que las redes sociales se llenaran de imágenes de personas con apariencias de ellos mismos en el futuro y se dieran a conocer las letras chiquitas de sus términos y condiciones.
Echar un vistazo a cómo se verán en algunas décadas ha llamado la atención de más de 100 millones de usuarios, incluidas distintas celebridades, al tomar en cuenta el número de descargas en Google Play hasta la fecha, sin embargo, la cifra puede ser mucho mayor al considerar que se ocupa un teléfono para alterar la fotografía de varias personas.
La ola de los rostros envejecidos tal vez hubiera terminado en un par de días, justo como ocurrió con el reto viral #10añoschallenge, pero una publicación en Twitter del desarrollador de software Joshua Nozzi abrió la caja de Pandora.
El 15 de julio se desencadenó todo. Esa noche, Nozzi escribió en un serie de tuits que la aplicación cargaba todas las fotos existentes en el dispositivo móvil y sugirió una conexión con los rusos dado que el creador de FaceApp es de dicha nacionalidad y la compañía tiene su sede principal en San Petersburgo.
Aunque las publicaciones fueron borradas y Nozzi explicó en un blog que había cometido un error al hacer esas acusaciones sin pruebas, ya era demasiado tarde: surgieron preocupaciones sobre el uso que los desarrolladores podrían darle a los datos de los millones de usuarios, sobre todo al tener la sombra de las acusaciones de interferencia rusa en las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, mejor conocido como el Rusiagate.
Además, el líder minoritario del Senado Chuck Schumer pidió al FBI y a la Comisión Federal de Comercio que iniciaran una investigación al respecto.
Por ahora, no existen pruebas que respalden una posible intromisión rusa, pero Carlos Estrada, encargado de seguridad cibernética en Vestiga Consultores, advierte que esta clase de modas en línea pueden llegar a ser peligrosas cuando se permite acceso libre a datos personales sin ser conscientes de lo que se está autorizando.
“FaceApp no está tomando fotografías y las está enviando a Rusia para un proyecto, al menos eso es lo que sugiere la actual evidencia. La información que obtiene ha resultado ser inofensiva frente a otras aplicaciones porque solo captura el nombre del usuario, su ubicación y la imagen, pero no podemos descartar que detrás se escondan otros riesgos”, precisa el especialista.
El verdadero peligro de FaceApp
No es la primera vez que la aplicación creada por Yaroslav Goncharov está en el centro de la atención. En 2017, sus filtros se volvieron virales y acumularon más de 80 millones de usuarios activos en todo el mundo.
Una de sus mayores críticas son sus cláusulas que de manera poco detallada establecen que una vez que las personas aceptan, la aplicación tendrá autorización para reproducir, modificar y distribuir públicamente los resultados obtenidos. La última actualización de política de privacidad disponible en su sitio de internet fue en enero de 2017.
El editor de fotografías, que utiliza la tecnología machine learning (aprendizaje automático), no solo atrajo a los amantes de las aplicaciones, también a algunos hackers.
Kaspersky, compañía rusa dedicada a la seguridad informática, alertó de la versión falsa de la app que infecta los teléfonos con sistema operativo Android.
La trampa es un adware de publicidad engañosa llamado MobiDash, que simula un error y se elimina de manera automática, sin embargo, una parte se conserva en el dispositivo para mostrar anuncios.
Se estima que el costo total anual de los delitos cibernéticos en la economía mundial superará los 2 mil millones de dólares para el cierre de este año, según un análisis elaborado por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales y la consultora McKinsey & Company.
Aunque la aplicación tuvo sus inicios en territorio ruso, las oficinas que ocupa su fundador y donde están albergados sus servidores se ubican en Wilmington, la mayor ciudad del estado de Delaware en territorio del Tío Sam.
Otro punto que destaca es que su software está respaldado por gigantes tecnológicos como Microsoft, Google y Amazon, todos con sello ‘Made in US’. La controversia de FaceApp surge en momentos en que Estados Unidos y China sostienen una guerra tecnológica por la infraestructura digital de quinta generación de Internet, mejor conocida como 5G.
Por ello, no resulta extraño que políticos y analistas estadounidenses sean los principales críticos de la aplicación.
No obstante, Carlos Estrada opina que la exigencia de algunos congresistas para que se investigue a la plataforma es buena para que el gobierno estadounidense pueda dar más luz sobre quiénes están detrás y cuáles son los riesgos a los que están expuestos los millones de usuarios al momento de que comparten sus fotografías en redes sociales.
“Existe la posibilidad de que esta aplicación pueda tratarse de una falsa bandera estadounidense para entrenar sus algoritmos de inteligencia artificial, algo que podría traer consecuencias en el largo plazo para las personas ante la falta de mejores candados de seguridad tecnológicos”.