Falsas expectativas
La reforma energética no ha sido la panacea que esperaba la administración de Enrique Peña Nieto. El ajuste a las proyecciones oficiales de hace cinco años en términos de producción e ingresos petroleros pone de relieve que se sobrevendió el alcance de corto plazo de la apertura
Indigo StaffLa reforma energética, el legado más trascendente de la administración de Enrique Peña Nieto, no ha cumplido con las onerosas expectativas oficiales que el gobierno mexicano le asignó en términos de producción e ingresos petroleros.
Las proyecciones inscritas en los Criterios Generales de Política Económica del 2013 estuvieron lejos de materializarse. Hace cinco años, el gobierno federal había previsto que la plataforma de producción de crudo del país alcanzaría los 2.6 millones de barriles diarios al final del sexenio. No obstante, ésta se encuentra en un nivel de 1.73 millones de barriles diarios, de acuerdo a cifras oficiales. Se trata del nivel más bajo en casi tres décadas.
Como lo explicó José Antonio González Anaya, director general de Pemex, en su comparecencia frente al Congreso de la semana pasada, la tendencia decreciente de los ingresos petroleros obedece en gran medida a la maduración del campo de Cantarell y a la debacle del mercado petrolero de 2014, en el que los precios del crudo pasaron de un valor de alrededor de 100 dólares por barril a un nivel actual de 51.90 dólares. El director de Pemex refirió que hubo un punto en el que Cantarell llegó a producir hasta 2 millones de barriles al día.
Ante la disonancia cognoscitiva que ha generado la reforma energética, el discurso oficial ahora hace énfasis en que los efectos de la apertura petrolera se verán reflejados en el largo plazo.
Pedro Joaquín Coldwell, el secretario de Energía, dijo en julio que hay 78 mil millones de dólares “sembrados” en el sector energético. A pesar de que es una cifra significativa, es poco probable que empate con la narrativa de optimismo desbordado que generó el denominado Mexican Moment de inicio de sexenio; un fenómeno fincado en el profundo interés mediático a nivel internacional que provocaron las expectativas de la reforma energética.
“Creemos que el crecimiento potencial debe estar en 5 por ciento anual, y que si México puede sostener esa cifra, sería un país distinto, lleno de oportunidades”, asegúro Luis Videgaray, el entonces secretario de Hacienda, en un foro organizado por el diario El País en Madrid en el año 2014.
Las palabras del ahora secretario de Relaciones Exteriores contrastan con la incapacidad de este gobierno para romper la dinámica de bajo crecimiento estructural en menos de un sexenio, tal como lo suponía la narrativa oficial y la impresión que generó el Mexican Moment.
La economía mexicana ha crecido a una tasa anual promedio de 2.3 por ciento en las últimas tres décadas y el Fondo Monetario Internacional espera que el producto interno bruto se expanda 2.1 por ciento este año.
Los beneficios llegarán después
Tal como lo advirtió el expresidente de McKinsey México, Bernardo Minkow, en un programa de La Hora de Opinar del 2013, el verdadero valor de la reforma energética no se encuentra en la inversión coyuntural inherente a la apretura, sino en la competitividad que implica la liberalización energética para la plataforma manufacturera mexicana.
Sobre el particular, Flavia Rodríguez, directora de Aregional, declaró en entrevista que sin la reforma energética el escenario económico de México sería peor al actual.
“Los principales campos se están agotando y si no se hacían las licitaciones estaríamos peor”, sostuvo.
Rodríguez dijo que los resultados de la reforma energética se van a ver cuando las exploraciones del sector privado se hagan de forma más agresiva, lo cual va a ocurrir cuando los incentiven los precios del petróleo.
El precio del petróleo actual está por debajo a cuando se diseño la reforma energética; además tampoco estaba prevista la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
“Uno de los motivos de la reforma fue que los campos (de crudo) se estaban agotando y el gobierno no tenía la forma de explotar esos campos”, indicó.
El problema es los altos costos de exploración de los campos y por eso hay que darle tiempo para ver resultados.
“Lo que más influye con la reforma petrolera es el problema de los precios del petróleo, además del efecto Trump, porque por más que quiera licitarlo alto, a esos precios, la explotación es más difícil”, precisó.
Finalmente, la directora de Aregional dijo: “Si no se hubiera independizado las finanzas públicas de los precios del petróleo, y con la dependencia petrolera que se tenía, la cosa estaría muy difícil para el gobierno porque no tendríamos dinero, entonces se estaría endeudando, lo cual no ha ocurrido”.
La reforma está blindada: Esquivel
El economista Gerardo Esquivel afirmó la semana pasada que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no podrá desmantelar la reforma energética, en caso de llegar a la presidencia de la República en el 2018.
“Hay que entender la diferencia entre una aseveración política de la realidad. Las reformas no se van a poner a referéndum”, aseguró.
En lo que corresponde a la reforma energética, que quizás es la más criticada por AMLO, “tendría que pasar por la Suprema Corte. Y ya sabemos lo que diría la Corte. Sabemos que no se puede”, precisó.
Esquivel, quien forma parte de uno de los integrantes del Grupo de los 50, un círculo técnico que formó AMLO para elaborar su Proyecto Alternativo de Nación, sostuvo que no habrá referéndum sobre las reformas, como lo promete el dirigente nacional de Morena.
“Hay que entender que es un comentario político, para hacer un cuestionamiento a las reformas y a las formas en que están implementado. Quizá donde sí puede haber una discusión es en la implementación”, destacó.