Quienes teman por los efectos que resulten del momento en que la Reserva Federal (Fed) decida reducir su programa de estímulo monetario tuvieron razón para temblar después del simposio anual de economía organizado en Jackson Hole, Wyoming, por el Banco de la Reserva Federal de Kansas City.
Aunque autoridades como Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (Banxico), y Christine Lagarde, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), le pidieron claridad a la Fed respecto al rumbo que tomará su programa de estímulo monetario, funcionarios de la Fed respondieron que el banco central estadounidense tiene que proteger los intereses de su país y no actuar basándose en las situaciones de otros países.
Las peticiones de claridad van dirigidas particularmente sobre los planes de reducir el programa de compra de bonos de la Fed, que actualmente inyecta 85 mil millones de dólares a la economía estadounidense cada mes.
Lo que se busca con esa petición es que los bancos centrales de otros países puedan coordinar sus acciones y así reducir el impacto negativo que un recorte en el programa de estímulo tendría sobre sus economías.
La petición de Carstens
Carstens dijo que “lo que tendría el mayor impacto en este momento sería tener una implementación mucho mejor, y mucho más clara, de la reducción [del estímulo monetario]”. Carstens agregó que las economías emergentes enfrentan “su mayor reto” por los recortes de estímulo en las economías avanzadas.
Lagarde apoyó a Carstens diciendo “pedimos claridad y comunicaciones adecuadas y bien transmitidas. El efecto de señalización casi importa más que la implementación de política. La señal debe ser muy clara”, enfatizó la directora del FMI.
Sin embargo, las autoridades de la Fed reunidas en el evento rechazaron estas peticiones.
Dennis Lockhart, presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, dijo que “tienen que recordar que estamos atados legalmente al Congreso (estadounidense), y que nuestro único mandato es preocuparnos por los intereses de los Estados Unidos.
“Otros países simplemente tienen que aceptar eso como la realidad y ajustarse a nosotros si eso es algo que consideren importante para sus economías”.
James Bullard, presidente del Banco de la Reserva Federal de San Luis, dijo que “antes se quejaban de que eramos demasiado acomodaticios.
“Ahora cuando empezamos a hablar de una reducción se quejan de que la política es demasiado restrictiva. Tienen independencia en su política monetaria y deben usarla para administrar (sus economías)”.