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Un food truck ofrece ventajas en comparación con emprender un restaurante, como costos competitivos al no pagar renta o salarios de meseros, y tener movilidad en caso de que una locación no resulta
Los food trucks -camiones ambulantes que se detienen en la calle para ofrecer comida rápida, frecuentemente de calidad gourmet- podrán ser un concepto relativamente nuevo en México, pero esta tendencia gastronómica y empresarial se ha fortalecido recientemente en el país.
Al igual que en ciudades como Nueva York, Londres o París, ejemplos de estos negocios existen en las mayores urbes de México, con cientos en circulación en Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, con un alto nivel de crecimiento en sus números y ventas.
Para los consumidores, los food trucks ofrecen la conveniencia de la comida de calle, veloz y sin necesidad de desplazarse mucho, con la calidad de la comida de un restaurante.
Y para los dueños de los food trucks, éstos ofrecen ventajas en comparación con emprender un restaurante, ya que cuentan con costos más competitivos al no tener que pagar renta o salarios de meseros y tienen movilidad en caso que una locación no resulte ser buen negocio.
Pero el problema para los food trucks mexicanos es que no existe una legislación que regule sus actividades, por lo que no pueden operar dentro de la formalidad.
En la Ciudad de México esto ha resultado en multas de hasta 33 mil pesos y remolque de los vehículos, acciones condenadas como abusos de autoridad por la Asociación de Food Trucks del DF.
Mucho castigo, poca regulación
“Este monto es muy superior a lo que se obtiene como ganancia en un mes de trabajo. Nosotros nos preguntamos cómo puede calcular la autoridad una sanción sin contar con el marco normativo que la sustente”, indicó Fernando Reyes, presidente de la asociación, durante una protesta realizada en la delegación Cuauhtémoc en octubre de este año.
En respuesta a las demandas de los empresarios de food trucks, iniciativas de decreto para crear una ley que los regule han sido presentada en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, pero éstas aún no han producido resultados tangibles.
Además, autoridades como Alejandro Fernández, jefe delegacional de la Cuauhtémoc, han sugerido que los food trucks deberían ubicarse dentro de locales fijos para poder asegurar su funcionamiento adecuado, lo cual anularía la movilidad de estos negocios y los convertiría en restaurantes.
Fernández también ha indicado que los food trucks son un peligro porque no cuentan con medidas adecuadas de salubridad y seguridad.
La Asociación de Food Trucks del DF ha negado las acusaciones del jefe delegacional, y Reyes ha señalado que los food trucks cumplen con todas las normas de higiene y de protección civil.
Mientras tanto, los más tradicionales expendios de comida ambulante continúan operando sin enfrentarse a los problemas que tocan a los food trucks, ya que al estar dentro del comercio informal no sólo no pagan impuestos ni ofrecen prestaciones de ley, sino que además no cumplen con ninguna regulación.
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