Fusionar o morir

Sergio Marchionne, director de Fiat Chrysler, ha hecho evidente cual es su gran prioridad: convencer a los líderes de la industria automotriz de que el sector necesita concentrarse.

El ejecutivo italiano, que recientemente también fue nombrado director de Ferrari, se encuentra en medio de una campaña en la que resalta las bondades que tendrían una serie de fusiones entre las principales armadoras del mundo.  Asimismo, advierte sobre los riesgos que implicaría continuar por el mismo camino.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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Fiat Chrysler opera con uno de los más bajos márgenes operativos de la industria automotriz y un alto nivel de apalancamiento

Sergio Marchionne, director de Fiat Chrysler, ha hecho evidente cual es su gran prioridad: convencer a los líderes de la industria automotriz de que el sector necesita concentrarse.

El ejecutivo italiano, que recientemente también fue nombrado director de Ferrari, se encuentra en medio de una campaña en la que resalta las bondades que tendrían una serie de fusiones entre las principales armadoras del mundo.  Asimismo, advierte sobre los riesgos que implicaría continuar por el mismo camino.

No obstante, analistas ven en la campaña de Marchionne un intento desesperado para conseguir un socio que salve a Fiat Chrysler.

La firma, séptimo productor global de automóviles,  lidia con bajos márgenes operativos, un alto nivel de apalancamiento,  y retraso en el desarrollo de nuevos modelos.  La compañía presenta uno de los niveles más bajos en inversión de capital e investigación y desarrollo de la industria.

Chrysler entró a la bancarrota en el 2008 y fue rescatada por el gobierno. La administración de Obama llegó a un acuerdo con la empresa Fiat para venderle una parte del negocio y encargarle la administración de la compañía. Eventualmente, Fiat compró la mayoría de las acciones de Chrysler y concretó la fusión. 

Actualmente, Fiat Chrysler es una firma rentable, pero analistas coinciden en que es altamente vulnerable a un shock en la demanda y a retos como políticas de reducción de emisiones de carbono.

Sin embargo, Marchionne insiste en que la búsqueda de un socio para su empresa responde a una necesidad inaplazable que exige el mercado.  El director de Fiat Chrysler considera que en los próximos años, la industria se concentrará únicamente en tres grandes armadoras. 

Su postura radica en que la consolidación puede acabar con el exceso de producción que limita el campo de acción de las empresas para beneficiarse a través de la discriminación de precios.

Además, insiste en que la industria duplica un gran número de costos y procesos ingenieriles que podrían ser más eficientes con una fusión.

Marchionne mira al futuro y advierte sobre la falta de inversión en investigación y desarrollo de la industria. Desde su punto de vista, la concentración del sector permitiría capitalizar proyectos para el desarrollo de vehículos menos contaminantes y que se manejan solos, tendencias eventuales de la industria.

A pesar de que los especialistas de la industria automotriz coinciden con el diagnóstico de Marchionne, la consolidación se considera poco probable dada la perspectiva positiva del sector. Las fusiones de armadoras suelen ocurrir en escenarios de estrés y en pocas ocasiones son exitosas, añadieron.

¿Propuesta indecente?

General Motors (GM) reconoció haber recibido una carta de Fiat Chrysler con una propuesta para entablar pláticas sobre una fusión. La firma dirigida por Mary Barra enseguida rechazo la petición.

En los últimos años, GM ha perdido terreno frente a sus competidores europeos y asiáticos. La otrora armadora más grande del mundo, ocupa ahora un tercer lugar en ventas detrás de Toyota y Volkswagen.

La propuesta de Fiat Chrysler prometía devolver a GM a la primera posición.

En el 2008, cuando Chrysler y GM se enfilaban hacia la bancarrota, las compañías se sentaron a planear una posible fusión que los salvase a ambos. Las negociaciones no prosperaron.

La dirección y la junta de GM rechazaron públicamente la oferta de Fiat Chrysler. Sin embargo, a diferencia de la estructura accionaria de Ford o Volkswagen, en GM no existe un grupo familiar o empresarial consolidado con control relativo sobre el consejo de administración.

Esto vuelve vulnerable a la firma de la injerencia de inversores activistas que cambien el curso de la empresa.

No satisfecho por la decisión de la empresa dirigida por Mary Barra, Marchionne busca aliados para que cabildeen su propuesta al interior de GM. El diario The Wall Street Journal publicó que el ejecutivo italiano ha sostenido reuniones con inversionistas y directores de fondo de cobertura que puedan fungir como inversores activistas que apoyen una fusión.

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