En la reunión informal del G7, el grupo de ministros de finanzas de siete naciones industrializadas, se reafirmó el apoyo a la estrategia monetaria de Japón que ha impusado una depreciación del 30 por ciento del yen contra el dólar en los últimos seis meses.
El apoyo a la estrategia japonesa se efectuó, aún y cuando el G7 había tomado un pacto para no introducir política económica que depreciara sus monedas, buscando beneficios en los términos comerciales. Ante esto, oficiales de Estados Unidos notaron la necesidad de que Japón fuera a crear movimientos monetarios excesivos.
En febrero de este año, las siete naciones acordaron orientar su política económica enfocada en los respectivos objetivos domésticos usando meros instrumentos nacionales, y que no vaya a afectar las tasas de interés.
Tras la reunión, se planteó que la revolucionaria estrategia económica que está tomando Japón no está enfocada en depreciar el yen, sino que equilibrar una economía que lleva décadas sufriendo de deflación.
Un enfoque importante que se planteó en la reunión fue el peligro de alcanzar niveles altos de liquidez para la volatilidad de sus monedas.