México negocia con una pistola de frente que en cualquier momento se puede disparar. Esa arma tiene nombre y apellido: Donald Trump. Desde antes de que el republicano ocupara la Casa Blanca convirtió a nuestro país en su blanco favorito.
“La intimidación del presidente de Estados Unidos sobre México se ha convertido en una sombra que pesa cada vez más. Trump nos convirtió en su enemigo favorito y no se detendrá hasta lograr lo que busca”, dice José Luis Cruz, consultor político.
La retórica antimexicana se consolidó el 16 de junio de 2015, dos días después de su cumpleaños, cuando dio a conocer su intención de convertirse en candidato presidencial del partido Republicano.
“México no es nuestro amigo”, con esa frase remató su discurso nacionalista que se centró, entre otras cosas, en cerrarle las puertas a su tercer socio comercial. Desde entonces, el presidente de la nación más poderosa del mundo no ha detenido su embate hacia su vecino del sur.
El discurso del miedo ha sido ocupado por el mandatario en reiteradas ocasiones para provocar al gobierno mexicano.
Por ahora, la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se ha convertido en la principal arma de manipulación política del presidente estadounidense.
En la actualidad, la relación bilateral entre México y Estados Unidos propicia que cada minuto se comercien cerca de un millón de dólares. El intercambio comercial entre ambos países alcanzó 47 mil 741 millones de dólares en enero de 2018, cifra que marcó un precedente histórico para un mes similar desde que se tiene registro, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.
Estados Unidos se ha consolidado como el primer socio comercial de México, pues, concentra el 64 por ciento del comercio total y el 80 por ciento de sus exportaciones.
En tanto que nuestro país es el tercer socio comercial de Estados Unidos al poseer el 14 por ciento del comercio total, luego de China, con 16 por ciento y Canadá, con 15.4 por ciento.
Visitante incómodo
José Luis Cruz reconoce que, al menos en este momento, el terreno de la negociación en el que se mueve México en el TLCAN no es favorecedor. Por principio, la imagen de la actual administración se encuentra en niveles mínimos de aprobación, cuestión que le resta credibilidad frente a su socio comercial.
A finales de febrero pasado, sólo 21.4 por ciento de los mexicanos aprobaba la labor del presidente Enrique Peña Nieto, según un estudio elaborado por Consulta Mitofsky.
“El gobierno mexicano está en su peor momento para entrar en una negociación de este tipo, no cuenta con el respaldo político ni social, y Donald Trump lo ha sabido utilizar a su favor”, detalla el internacionalista.
En medio de tensiones generadas por la posibilidad de una guerra comercial global, Jared Kushner, yerno y asesor principal del presidente Donald Trump, se reunió el miércoles pasado con el mandatario mexicano en la Residencia Oficial de Los Pinos.
La Cancillería explicó que el encuentro tuvo como finalidad estrechar relaciones entre ambas naciones.
Pero, especialistas coinciden en que su visita fue un giro al timón que evidencia cómo el mandatario republicano está acostumbrado a hacer política.
Asimismo, diplomáticos y líderes de oposición en México dijeron que, aunque Kushner es visto como un conciliador, hay mucha tensión y se percibe que ha perdido poder en la Casa Blanca tras una disputa sobre sus privilegios de seguridad en el gobierno de Estados unidos.
“Kushner está muy debilitado y va a seguir debilitado. Y, sobre todo, lo que el venga a decir aquí, Trump lo va a desmentir el día siguiente. Entonces es una tontería”, manifestó Agustín Basave, presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), citado por Reuters.
Por su parte, un funcionario estadounidense referido por la agencia de noticias dijo que uno de los objetivos del viaje de Kushner era reducir las tensiones que estallaron cuando Trump y Peña Nieto tuvieron una ríspida llamada telefónica el mes pasado, lo que condujo a la postergación de una planeada reunión entre ambos líderes.
La principal crítica a la visita del asesor fue la poca comunicación que hubo en los preparativos del encuentro por parte de la Presidencia de la República, así como el hermetismo para invitar a funcionarios de alto rango como la embajadora Roberta Jacobson que quedó fuera de la reunión.
Trump, el provocador
El presidente estadounidense ha llamado a los inmigrantes ilegales mexicanos “violadores”. Esta clase de comentarios ha hecho que se gane la impopularidad en México y la molestia del gobierno.
Enrique Ortega, CEO de Lata de Ideas, considera que todas estas declaraciones tienen como fundamento generar el descontento de la población a quien va dirigida la agresión, pues, responde a los intereses de la base de seguidores del presidente.
“Queda bastante claro que Donald Trump es un provocador. Pero, la ventaja que tiene México es que no tiene el poder absoluto y su manera de defenderse es con agresiones”, añade el también consultor en imagen.
Respecto a la posición que ha tomado el equipo de negociadores de México durante la renegociación del TLCAN, Ortega reconoce que, en estos casos, es mejor actuar de manera prudente y no caer en las provocaciones del presidente Trump, ya que sólo buscan genera un efecto mediático.
“A estas alturas ya no existe la posibilidad de que se acabe el pacto. Al final del día vamos a seguir siendo socios, porque a los tres países les conviene permanecer juntos, a pesar de las amenazas del presidente de Estados Unidos”, manifiesta.
La imposición de un arancel de 25 por ciento a la importación de acero y 10 por ciento al aluminio es el último mensaje de intimidación que el republicano envió al mundo en días pasados.
Aunque en un principio México y Canadá, sus socios en el TLCAN, también estaban incluidos en la medida, finalmente quedaron exentos de los impuestos, mientras sigan en curso las negociaciones del acuerdo, según informaron fuentes de la Casa Blanca.
Alejandro Llantada, director de The Persuasion Institute of The Americas, cuestiona el papel que ha tenido el equipo negociador mexicano en las siete rondas, pues, más allá de verse como un negociador seguro, se ha convertido en uno poco asertivo y más cooperativo.
“México está en una encrucijada porque no sabe cómo jugar sus cartas. Es importante que tenga claridad y diga ‘esto es lo que me importa y esto es lo que quiero’ sin miedo al republicano”, precisa el también consultor en mercadotecnia.
Llantada coincide en que el grupo de México está perdiendo credibilidad ante Trump, por ello, insiste en la necesidad de invertir el rol de un socio más conciliador a uno más de competidor, tanto en la mesa política como en la comercial. Esto le ayudaría a recuperar el respeto que quizá ha perdido durante meses.
“Mucho de lo que vemos del presidente estadounidense es ficción y humo. Nuestros políticos deberían pensar en crear a un personaje que golpeé a Trump y que también se divierta. No nos podemos quedar en una posición civilizada y de brazos cruzados”.
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