Mientras las autoridades en materia energética de la Unión Europea evalúan medidas para reducir su dependencia de los hidrocarburos que exporta Rusia, especialistas se preguntan si el contexto actual podría derivar en la descarbonización de las economías de esa región.
La invasión a Ucrania por parte del país dirigido por Vladimir Putin, que actualmente es el tercer productor del mundo de petróleo crudo a nivel mundial después de Estados Unidos y Arabia Saudita y el número cinco en exportaciones de gas natural, ha provocado una serie de impactos negativos en el mercado de hidrocarburos, que demanda el replanteamiento de la dependencia a estos energéticos, sobre todo en el seno de la Unión Europea.
La suspensión del suministro de gas a Polonia y Bulgaria por parte de Rusia, luego de que estos países se negaran a pagar en rublos este intercambio comercial y las amenazas que de hacer lo mismo con Finlandia, han derivado en planteamientos como el de RePowerEU (Reenergizar a la Unión Europea) presentado el 18 de mayo en el que, además de independizarse de las compras de gas ruso, plantean extender el uso de energía renovable.
Bajo este contexto mundial, la “descarbonización” podría tener una mayor relevancia en tanto los mercados energéticos se endurezcan y los países busquen menor dependencia de los combustibles fósiles, pronóstica UBS, firma global de servicios financieros.
“Las consideraciones ambientales, de seguridad y continuidad desempeñarán un papel en la configuración de los mercados energéticos en los próximos años. Los temas de inversión relevantes incluyen el aire limpio y la reducción de carbono, así como las tecnologías verdes… Se espera mayor compromiso de los inversionistas y tenedores de bonos en compañías e industrias intensivas en carbono y más oportunidades en los bonos verdes y proyectos de transición energética”, detalla el reporte ”La guerra en Ucrania- Implicaciones a largo plazo” hecho por la firma.
La descarbonización es el proceso de reducción de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera, y tiene por objetivo lograr una economía global con bajas emisiones que consiga una neutralidad climática a través de la transición energética.
De acuerdo con el portal de Iberdrola, la empresa energética global, este cambio estructural que elimina el carbono de la producción de energía se logra a través de la electrificación de la economía con base en energías alternativas limpias que emitan únicamente lo que el planeta puede absorber y en ese sentido el entorno regulatorio es clave para la evolución. También señala que Europa impulsa de forma más decidida la transición energética mundial, de hecho, tienen el objetivo de lograr la neutralidad en carbono en 2050 y mejorar la competitividad, que se estableció en el European Green Deal publicado en 2019.
Adiós, Rusia; hola, energías renovables
La Unión Europea advierte que Rusia ha utilizado como arma económica y política la dependencia que tienen por las exportaciones de combustibles fósiles, por ello se han planteado, a través del plan RePowerEU, diversas acciones encaminadas al ahorro de energía, la diversificación del suministro de ésta y el despliegue acelerado de energías renovables para reemplazar los combustibles fósiles de los hogares y la industria.
En ese sentido se propone aumentar el uso de energías renovables de 40 a 45 por ciento, al duplicar la capacidad solar fotovoltaica para 2025 haciendo obligatorio la instalación de paneles solares en nuevos edificios públicos, comerciales y residenciales; asimismo, duplicar la tasa de integración de energía geotérmica y solar en los sistemas de calefacción comunitarios y acelerar los trámites de grandes proyectos de energías renovables.
También se establece reconocer a las energías renovables como de interés público primordial y pide integrar metas para la producción nacional de hidrógeno renovable y 10 millones de toneladas de importaciones para 2030 con el objetivo de reemplazar el gas natural, el carbón y el petróleo en industrias y sectores de transporte difíciles de descarbonizar.
El lado B del conflicto
Pero no todas las perspectivas en torno a la aceleración de la transición energética en Europa como efecto de la guerra entre Rusia y Ucrania son tan alentadoras.
De hecho, el proceso de transición energética se podría frenar por el incremento de los precios de la electricidad que se experimenta en Europa y con ello detener el avance en la electrificación de la economía, de acuerdo con el investigador Jorge Fernández Gómez, del Laboratorio de Energía de Orkestra del Instituto Vasco de Competitividad.
“Un cambio en los precios de los combustibles fósiles (por incremento en los precios del gas natural) puede detener el gradual declive en el uso del carbón y retrasar su sustitución en las matrices energéticas en muchos países y regiones”, señala el académico en el artículo “¿Puede el conflicto entre Rusia y Ucrania influir en la descarbonización de Europa?” publicado en el periódico académico The Conversation.