A raíz del desplome que sufrieron los precios del petróleo desde mediados del año pasado y de la volatilidad en el mercado cambiario, el gobierno mexicano ahora ofrecerá términos fiscales más atractivos en sus licitaciones energéticas.
Mientras que antes las empresas privadas que entraran a la explotación de hidrocarburos verían un tope de 15 por ciento en su margen de ganancias antes de impuestos, éste ahora será de 20 por ciento.
De esta forma, el gobierno espera mantener el interés del sector privado, a pesar de que se pueden esperar menores ganancias debido a la caída en los precios, para que no se frene la inversión energética y se de el impulso esperado al crecimiento económico del país.
Sin embargo, el atractivo de estos nuevos incentivos sigue viéndose opacado por la posibilidad de que los nuevos precios bajos persistan por más tiempo que el que se pensaba el año pasado.
La semana pasada, el precio petrolero de referencia internacional, el Brent, se levantó hasta rebasar los 60 dólares por barril, y analistas de Goldman Sachs ahora ven como probable una alza paulatina en los precios durante los próximos meses.
Pero la revista The Economist apunta que la mayoría de los factores que han impulsado esta alza son pasajeros, y que los factores estructurales que llevaron al declive en los precios persisten sin cambios.
Es por esto que algunos analistas siguen pensando que el petróleo no se recuperará de forma sostenible sino hasta dentro de cinco a ocho meses, mucho después de las fechas fijadas para las licitaciones de la Ronda Uno (15 de julio para los bloques de exploración y 30 de septiembre para los de explotación).
