Informalidad incoherente
En México, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) reporta que el comercio informal representa el 60 por ciento de la fuerza laboral, y el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
En ambos casos esto se encuentra significativamente por encima de las tasas promedio en Latinoamérica.
A causa de la informalidad, la base tributaria del país se ve reducida, forzando al gobierno a extraer más impuestos de los contribuyentes con los que ya cuenta para poder cumplir con las necesidades de las finanzas públicas.
Rolando HinojosaEn México, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) reporta que el comercio informal representa el 60 por ciento de la fuerza laboral, y el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
En ambos casos esto se encuentra significativamente por encima de las tasas promedio en Latinoamérica.
A causa de la informalidad, la base tributaria del país se ve reducida, forzando al gobierno a extraer más impuestos de los contribuyentes con los que ya cuenta para poder cumplir con las necesidades de las finanzas públicas.
También sufren los sistemas de seguridad social, como los servicios de salud o de pensiones, pues los empleadores informales no contribuyen para financiar éstos y sus empleados no reciben las prestaciones que marca la ley en estos rubros.
Pero la informalidad en México no sólo es un problema debido a que estos negocios se encuentran fuera del sistema tributario y de seguridad social, sino además porque tiene efectos negativos sobre el crecimiento económico y la productividad del país.
La promesa de combatirlos
La importancia de este problema y las intenciones del gobierno al respecto se ven subrayadas por declaraciones de Luis Videgaray, secretario de Hacienda y Crédito Público, quien previo a la aprobación de la reforma fiscal indicó que “en la reforma hacendaria, que tendrá varios objetivos (…), uno de los principales será combatir la informalidad”.
Pero en lugar de combatirla efectivamente, el Gobierno de México ha sido señalado por expertos, como los del Banco Interamericano de Desarrollo y el Centro de Investigación para el Desarrollo, junto con grupos de cabildeo como el Consejo Coordinador Empresarial, de incentivar la informalidad, gracias a sus políticas fiscales y su falta de autoridad regulatoria frente a los comerciantes informales tradicionales.
En este sentido, los obstáculos a los que se enfrentan los food trucks, que a diferencia de otros negocios ambulantes han solicitado repetidamente que se les reconozca y regule como comercios formales, es una muestra de la pasividad e incoherencia de las autoridades.
Comida que se mueve
Los food trucks no son los únicos modelos de negocios que cuentan con movilidad para ofrecer alimentos. existen de todo tipo y para todos los gustos
> Catering a domicilio: un servicio más sofisticado que los anteriores, los cocineros asisten al lugar del evento bajo pedido, cocinan y/o sirven la comida a los clientes.
> Los carritos: los más comunes en la escena callejera. Su tamaño les permite estar en casi cualquier evento como kermeses o esperando afuera del antro.
> Los changarros: en lugar de contar con un vehículo con ruedas, estos “restaurantes” se apropian de aceras o calles, colocan mesas y sirven a los transeúntes.
> La bicicleta: más limitados que los carros, pero más económicos y fáciles de mover de lugar. La comida más típica que venden estos negocios son nieves o elotes.
> Servicio a la ‘habitación’: los comercios tradicionales también pueden romper las restricciones del lugar llevando la comida directamente a dónde están sus clientes.