Joshua Norton: El emperador americano
Heredero afortunado
Nació en Inglaterra en una familia acomodada, y a los dos años de edad fue llevado por sus padres a vivir en Sudáfrica. En 1849, al recibir la herencia de su padre. emigró a Estados Unidos donde llegó a ser un importante agente de bienes raíces, viendo su fortuna crecer rápidamente.
Su gusto por los negocios y su ambición lo convirtieron pronto en un inversionista altamente diversificado.
Heredero afortunado
Nació en Inglaterra en una familia acomodada, y a los dos años de edad fue llevado por sus padres a vivir en Sudáfrica. En 1849, al recibir la herencia de su padre. emigró a Estados Unidos donde llegó a ser un importante agente de bienes raíces, viendo su fortuna crecer rápidamente.
Su gusto por los negocios y su ambición lo convirtieron pronto en un inversionista altamente diversificado.
Emperador de EU
Tras perder todo su dinero y en un estado mental débil, decidió radicar en San Francisco. Al descubrir los problemas de la política local, en 1859 se autoproclamó Norton I, Emperador de Estados Unidos y Protector de México, “ordenando” al Congreso estadounidense disolverse.
Diversos periódicos tomaron en broma su anuncio y lo imprimieron en sus páginas.
Dinero propio
Como cualquier soberano, Norton imprimió su propio dinero, mismo que gracias a la buena voluntad de los ciudadanos se usaba como forma de pago legal. Los mejores restaurantes se peleaban por tenerlo como invitado pues decretaba “sellos de aprobación reales” que los dueños colgaban para atraer más clientes. Mantuvo correspondencia con la Reina Victoria, a quien incluso planeó proponerle matrimonio.
Negocios ‘hundidos’
Una lamentable decisión financiera llevó a la ruina a Norton. Cuando China promulgó una prohibición a la exportación de arroz, y pensando que el precio del alimento en Estados Unidos sufriría una alza, invirtió gran parte de su dinero para comprar un barco lleno de arroz peruano para tratar de monopolicar el mercado.
El problema fue que otros hicieron lo mismo y el precio cayó totalmente.
Apoyo del pueblo
El Emperador Norton fue apreciado por la población y los políticos le donaban artículos y ropa para ganarse la aprobación de la comunidad. A su muerte, el 8 de enero de 1880 a los 65 años de edad, el San Francisco Chronicle publicó en su primera página: El rey está muerto. A su sepelio asistieron más de 30 mil personas. Diversas novelas, películas y programas de TV lo han inmortalizado.