La Fed jala a Banxico

La expectativa de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subirá su tasa de interés de referencia por primera vez en el año ha ganado tracción y pone presión sobre las autoridades de política monetaria de México para actuar en consecuencia.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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es la depreciación que ha registrado el peso frente al dólar en el último mes, el segundo peor desempeño entre las 36 divisas más operadas
El escenario orilla a Banxico a considerar también elevar su tasa de interés de referencia para evitar una salida de capitales desordenada
Recientemente se ha vuelto evidente un cambio de discurso por parte de la Fed y un viraje en las expectativas del mercado
“Es apropiado para la Reserva Federal subir la tasa de interés de referencia de una manera cautelosa y gradual a través del tiempo, probablemente en los próximos meses este movimiento será apropiado”
Janet YellenPresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos
“En el caso de que haya un movimiento por parte del banco central de los Estados Unidos, pues es factible que nosotros tengamos que reaccionar también”
Agustín Carstens Gobernador del Banco de México

La expectativa de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) subirá su tasa de interés de referencia por primera vez en el año ha ganado tracción y pone presión sobre las autoridades de política monetaria de México para actuar en consecuencia.

Hace meses, la perspectiva que tenía el mercado de la trayectoria de la política monetaria estadounidense desafiaba las perspectivas de los miembros de la Fed. Mientras que  el banco central estimaba cuatro incrementos de 25 puntos base a lo largo de este año, el mercado asignó una probabilidad mínima para este escenario.

La volatilidad que caracterizó el transcurso del 2015 es explicada por el consenso de analistas como una respuesta a la postura restrictiva que adquirió la política monetaria de Estados Unidos después de años de lasitud monetaria. Efectivamente, en diciembre del año pasado, la Fed elevó su tasa de interés desde niveles cercanos a cero por primera vez en casi una década.

La estabilidad financiera global se convirtió en una nueva prioridad para la Fed y el cálculo del mercado estimó que la postura restrictiva del banco central se encontraba limitada por la posibilidad de un resurgimiento de la turbulencia en los mercados.

Sin embargo, recientemente se ha vuelto evidente un cambio de discurso por parte de la Fed y un viraje en las expectativas del mercado.

El viernes, en un discurso en la Universidad de Harvard, Janet Yellen, presidenta de la Fed, dijo que es probable que se realice un alza en la tasa de interés si la economía consolida su recuperación.

El mercado reaccionó de manera inmediata y la probabilidad de elevar los tipos de interés en la reunión de la Fed de julio, medida por las posiciones en el mercado de futuros de la tasa de fondos federales, escaló a 41 por ciento.

La declaración de Yellen se recibió como una confirmación de lo que el consenso de analistas interpretó como una postura alcista revelada en la publicación de las minutas de la última reunión de la Fed.

El documento destaca un menor riesgo derivado de eventos globales y una mejora de los indicadores clave de la economía estadounidense. La semana pasada, se publicó la corrección al alza de la estimación original del producto interno bruto. En el primer trimestre, el crecimiento económico registró una tasa interanual de 2 por ciento.

Esto, aunado a un acercamiento de la inflación subyacente (1.7 por ciento) al nivel objetivo de la Fed, abren la puerta para que el banco central dé curso a su proyección de dos alzas de los tipos de interés este año.

Reto para México

El escenario de alza de tasas en Estados Unidos orilla a que el Banco de México (Banxico) también eleve su tasa de interés de referencia para evitar una salida de capitales desordenada.

Dada la fuerte dependencia comercial de México respecto a Estados Unidos y a que se ha privilegiado una política económica de laxitud en el flujo de capitales, los efectos de la política monetaria estadounidense son particularmente resentidos en la economía mexicana.

Esto se ha vuelto patente en la marcada depreciación del peso frente al dólar. La creciente expectativa de que la Fed subirá su tasa de interés se ha reflejado en un fortalecimiento generalizado del dólar frente a otras monedas. De las 36 divisas más operadas del mundo, el peso mexicano presentó el segundo peor desempeño en el último mes, registrando una caída de de 6.63 por ciento frente al dólar.

En febrero, en medio de un episodio de volatilidad financiera global, Banxico y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público montaron un programa de política económica abocado a frenar la continua depreciación de la moneda mexicana y su posible transmisión a un incremento en el nivel de precios. Anticipándose a la Fed, se elevó la tasa de interés en 50 puntos base y se planteó un recorte fiscal de 132 mil millones de dólares.

La cautela de Carstens

La semana pasada, durante la presentación del informe trimestral de inflación, Agustín Carstens, gobernador de Banxico, fue enfático al decir que la depreciación reciente del peso no respondía a las mismas condiciones observadas en febrero, negando que esto derivara de un ataque especulativo y atribuyéndolo a una tendencia mundial.

Asimismo, Carstens refirió que no veía razones para sostener  una reunión extraordinaria de política monetaria, como ocurrió en febrero, la última vez que Banxico subió la tasa de interés.

A pesar del tono de calma que caracteriza al discurso del gobernador del banco central mexicano, Carstens dijo que se vigilará de cerca la trayectoria del tipo de cambio y que no descarta intervenciones directas en el mercado de divisas si las condiciones así lo requieren.

Las minutas de la última reunión de política monetaria de Banxico muestran que existe un consenso respecto a la necesidad de anticiparse al inicio del ciclo de contracción monetaria de la Fed. Un miembro del banco central señaló expresamente que existe espacio suficiente para realizar un alza de tasas sin que esto afecte significativamente a la actividad económica.

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