La muerte del BRIC
Fue bueno mientras duró, pero el grupo de países que prometía cambiar la estructura económica global e inclinar la balanza hacia los países emergentes parece haber fracasado estrepitosamente.
Goldman Sachs, el banco que acuñó el término BRIC (Brasil, Rusia, India y China) en 2001, puso fin a su fondo dedicado a invertir en activos de estas cuatro economías. En los últimos cinco años el monto total de activos del fondo cayó un 88 por ciento, pasando de 842 millones de dólares en 2010 a menos de 100 millones de dólares en octubre de este año.
Rodrigo Carbajal
Fue bueno mientras duró, pero el grupo de países que prometía cambiar la estructura económica global e inclinar la balanza hacia los países emergentes parece haber fracasado estrepitosamente.
Goldman Sachs, el banco que acuñó el término BRIC (Brasil, Rusia, India y China) en 2001, puso fin a su fondo dedicado a invertir en activos de estas cuatro economías. En los últimos cinco años el monto total de activos del fondo cayó un 88 por ciento, pasando de 842 millones de dólares en 2010 a menos de 100 millones de dólares en octubre de este año.
En un contexto global de bajo crecimiento que ha estado fuertemente marcado por la desaceleración emergente, tres de los cuatro países BRIC destacan por representar casos representativos de auge y caída.
Cuando Jim O’Neill, ex-jefe de investigación económica global de Goldman Sachs, acuñó el término BRIC, las expectativas se desbordaron. A pesar de que los cuatro países son economías con características diametralmente diferentes, O’Neill encontró en las altas tasas de crecimiento un común denominador suficiente para englobar a los BRIC en un solo grupo.
Después de la crisis global de 2008, las tasas de expansión de alrededor de 7 por ciento de los BRIC mantuvieron a flote a la frágil demanda global. Esto, aunado a las laxas políticas monetarias de Europa y Estados Unidos, se reflejó en una entrada masiva de capitales hacia la periferia emergente.
Los BRIC llegaron a tener bajo su tenencia el 40 por ciento de las reservas internacionales del mundo. Asimismo, el índice BRIC de la firma MSCI creció 308 por ciento entre el año 2000 y el 2010.
Sin embargo, el fin del programa de estímulo monetario de Estados Unidos, la caída del precio de las materias primas, la inestabilidad política, la caída de la actividad del comercio internacional, y un deterioro macroeconómico generalizado erosionaron la confianza de los inversionistas en los BRIC.
Desde el 2010, los BRIC han sufrido una salida de capitales que alcanza los 15 mil millones de dólares de acuerdo a la firma EPFR Global. Tan sólo en lo que va del año, se han retirado 1.4 mil millones de dólares de estos países.
Sin común denominador
Brasil es una economía exportadora de materias primas que se enfrenta a su peor recesión en el último cuarto de siglo. El Fondo Monetario Internacional (FMI( pronostica que el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contraiga 3 por ciento este año, arrastrado por la inestabilidad política y la caída en el valor de sus exportaciones.
Por otro lado, Rusia también espera una contracción de 3.8 por ciento del PIB, y exhibe el contraste de un gobierno políticamente estable con un pobre desempeño económico limitado por la caída del precio del petróleo y las sanciones internacionales.
China, la segunda mayor economía del mundo, registra su menor tasa de crecimiento en los últimos veinticinco años. La devaluación de su moneda, la debacle de su mercado bursátil, las dudas respecto al éxito de su transformación económica y la poca confianza que generan las estadísticas oficiales han irrumpido al sistema financiero global y enviado olas de volatilidad.
Finalmente, India representa el único faro de esperanza entre los BRIC. Mantiene expectativas de crecimiento de alrededor de 7 por ciento. El país se encuentra en un proceso de reforma económica y dada su posición como importador neto de materias primas, se ha beneficiado de la caída del precio de éstas.
Aunque los cuatro países comparten pocas características en común, han sido empaquetados como una misma clase de activos. No obstante, los costos de esta divergencia han motivado a una revaluación de las estrategias de inversión.
Los administradores de portafolios han puesto de relieve un cuestionamiento en el debate financiero: ¿se debería estar dirigiendo el capital hacia fondos que privilegian activos de países específicos con características similares o hacia fondos con una larga muestra de activos de economías que únicamente comparten la etiqueta “emergente”?
Influencia en vilo
El término BRIC causó tanto impacto que los gobiernos de esos países buscaron formar una nuevo bloque que actuara como contrapeso a la influencia económica de Estados Unidos y los países desarrollados de occidente.
La diferencia geográfica, económica y política generó escepticismo respecto al éxito que podría tener un grupo de países donde los intereses comunes serían difíciles de encontrar.
Aún así, el BRIC dio prioridad al avance de una agenda que ha dado como resultado la celebración de reuniones anuales así como la creación de un fondo común y un banco de desarrollo de 50 mil millones de dólares.
La bandera principal del grupo se ha enfocado en ganar espacios en organismos multilaterales como el FMI y en ofrecer un modelo alternativo de gobernabilidad económica global.
Ante la debacle de los BRIC, la influencia de la agenda emergente parece diseminarse gradualmente.