La promesa de crecer
El crecimiento del país en la última década ha sido inferior al que una supuesta economía en desarrollo podría alcanzar.
Con un promedio por debajo del 3 por ciento en la primera década del 2000, un análisis de Banorte-IXE estima que no es la falta de potencial económico en el país, sino que existe algo que está deteniendo nuestro crecimiento.
Por años, se ha identificado la necesidad de hacer reformas estructurales que amplifiquen los esfuerzos de liberalización económica y remuevan las ineficiencias que azotan el mercado mexicano.
Jesús M. Badiola
El crecimiento del país en la última década ha sido inferior al que una supuesta economía en desarrollo podría alcanzar.
Con un promedio por debajo del 3 por ciento en la primera década del 2000, un análisis de Banorte-IXE estima que no es la falta de potencial económico en el país, sino que existe algo que está deteniendo nuestro crecimiento.
Por años, se ha identificado la necesidad de hacer reformas estructurales que amplifiquen los esfuerzos de liberalización económica y remuevan las ineficiencias que azotan el mercado mexicano.
Con la estrategia política que ha manejado la administración del presidente Enrique Peña Nieto, además del apoyo que podría conseguir en la Cámara de Diputados y en el Senado, se especula que las reformas estructurales que se han pedido desde hace décadas se puedan volver efectivas en este sexenio.
De entre las reformas que propuso Peña Nieto el año pasado, las que se estiman que impulsarían el crecimiento del país en mayor magnitud están las relativas al tema fiscal, de seguridad social y energética.
Al medir la probabilidad de las reformas más importantes, como la reforma energética o la fiscal, se puede hacer un ejercicio para medir lo que contribuiría cada una de ellas al crecimiento potencial del país en los siguientes dos años.
En los dos últimos años el PIB del país creció cerca del 4 por ciento, si no se hacen efectivas las reformas en este 2013 se espera que crezca potencialmente al 3.5 por ciento.
Habiendo ya aprobado la reforma laboral al fin del año pasado, se intuye que la posibilidad es alta de que las reformas prometidas puedan alcanzar la realidad en los siguientes dos años.
Reforma Fiscal Integral.
A concretarse en 2013
México ha sido uno de los países con menor tasa de recaudación fiscal en Latinoamérica. Mientras que el promedio en la región es cercano al 15 por ciento, en México solamente se alcanza la recaudación del 9 por ciento del PIB, por lo que presiona a que el gasto federal sea financiado por otras fuentes.
Una reforma fiscal integral buscaría aumentar los ingresos tributarios de dos formas. Al simplificar los trámites en el pago de impuestos, y remover las exenciones y excepciones fiscales, se podrá aumentar los ingresos tributarios al hacer más eficiente el sistema fiscal.
La segunda medida, que puede atraer mayor controversia, es la ampliación de la base gravable al introducir un Impuesto al Valor Agregado (IVA) generalizado, incluyendo un impuesto a alimentos y medicamentos.
También se ha discutido un aumento en la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y la posible eliminación del Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU). Se estima que si esta reforma llegara a efectuarse, impulsaría un .5 por ciento de crecimiento anual mayor a nuestro potencial actual, según el estudio de Banorte-IXE.
Seguridad Social.
Para aprobarse en 2013
Una de las promesas que el presidente Peña Nieto impulsó durante su candidatura es la creación de un Sistema de Seguridad Social Universal que congregue los servicios de salud, pension y diferentes tipos de seguros, como de desempleo, en un solo sistema.
De tal forma, buscaría fusionar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y el Seguro Popular en un solo sistema para reducir los costos generales de operación e incentivar la formalidad laboral.
Al tener a todos estos institutos bajo un mismo sistema, se podrá hacer notablemente más eficiente la operación y obtener notables ganancias por esta reforma.
Aunque aparenta no estar directamente relacionada con el crecimiento económico del país, entre los ahorros presupuestales y la mejora en los sistemas, se estima que podría venir a impulsar el crecimiento del PIB anual por 1 por ciento.
Reforma energética.
Esperada en el 2014
Una tercera reforma que impulse el potencial de nuestro sector energético, con un enfoque universal, ha sido demandada en las últimas décadas.
Al analizar que la producción de gasolina de Pemex no alcanza a satisfacer la demanda interna, y la introducción del gas shale como una posibilidad dentro del sector energético en potencia a crecer, una reforma energética podría romper las limitaciones en el desempeño de Pemex.
Se postula que al abrir la participación privada en Pemex podría crear un ambiente de mayor eficiencia en el gasto de la empresa, además de simplificar el financiamiento para proyectos de exploración y extracción.
Si se logra una reforma energética efectiva, se podría cuantificar un aumento del .75 por ciento en el crecimiento anual del país. De igual forma, aparenta posible que esta reforma se pueda dar entre este año y el final del 2014.