La promesa inflamable
En los últimos años, el tema del gas natural en el país se ha vuelto un tema inflamable. Mientras que Estados Unidos ha podido manejar una efectiva política energética que aumenta cada vez más su producción de gas natural y disminuye su dependencia en energía del exterior, en México vemos un panorama diferente.
Jesús M. Badiola
En los últimos años, el tema del gas natural en el país se ha vuelto un tema inflamable. Mientras que Estados Unidos ha podido manejar una efectiva política energética que aumenta cada vez más su producción de gas natural y disminuye su dependencia en energía del exterior, en México vemos un panorama diferente.
Desde el 2009, la producción de gas natural de nuestro país ha disminuído cerca del 9 por ciento, y ante un incremento en la demanda del energético y la notoria disminución del precio del gas natural en Estados Unidos, las importaciones de este combustible han ido en constante incremento.
En los últimos cinco años, el precio del gas natural en Estados Unidos ha bajado más de un 57 por ciento para establecerse alrededor del 3.42 dólares por mmbtu (miles de millones de unidades térmicas británicas), en gran parte gracias al incremento de la oferta del shale gas.
Pero, ante reportes sobre la magnitud de las reservas de gas natural que tiene México, y la presión ejercida sobre Pemex para la creación de procesos más eficientes y planes para aumentar su producción, la respuesta fue definitive: lograr una balanza comercial de gas natural completamente estable en cinco años.
En septiembre del 2012, el director de Exploración y Producción de Pemex, Carlos Morales, predijo que México terminaría con la importación de gas natural para el 2017.
Basado en una fuerte inversión para incrementar el presupuesto para la exploración y explotación del gas natural, en especial del controversial gas shale, se buscará aumentar la producción para satisfacer la demanda del mercado.
Según la Subsecretaría de Planeación Energética y Desarrollo Tecnológico de la Secretaría de Energía, se planea invertir cerca de 2.4 mil millones de dólares para la exploración y explotación de gas shale en México.
En los planes de Pemex está el de cavar 175 pozos de gas shale en los siguientes cuatro años.
Aunque el plan aparentemente es prometedor, la verdadera posibilidad de aumentos en producción de la petrolera es realmente limitada, con proyectos que aún no alcanzan los niveles de eficiencia estimada.
La ardiente realidad
Los planes de Pemex buscan romper el paradigma de la débil capacidad para alcanzar una autosuficiencia energética en el tema del gas natural, pero críticos independientes califican la situación de forma más grave de lo que lo hace la institución nacional.
Las estimaciones de la paraestatal se notan altamente optimistas al compararlas con las previsiones de crecimiento por organizaciones independientes.
Según el Business Monitor International (BMI) en su estudio sobre el mercado de hidrocarburos en México, se planea expandir la producción de gas natural modestamente en los siguientes años.
Mientras que la producción en el 2011 se estableció en alrededor de 46.80 mil millones de metros cúbicos, para el 2017 el incremento en producción solo será del 6.47 por ciento. Tal crecimiento no podrá sostener el aumento previsto en el consumo del gas, el cual se estima superior al 30 por ciento en el mismo tiempo.
De este modo, el aumento en la disparidad entre la producción y el consumo de gas natural en la nación solo podrá ser sustentatdo por un similar aumento en las importaciones de gas natural en el país.
No es solamente el aumento en la demanda mexicana que impulsa al aumento en la importación del gas.
La creciente diferencia entre el precio del gas mexicano y el estadounidense hace más sensata la importación del gas natural, en lugar de pagar los altos costos de producción que aún no son suficientemente eficientes para recaudar el gas a un precio competible.
Según el análisis del BMI, se prevee que se tendrá que importar cerca de 30 bcm (miles de millones de metros cúbicos) para el 2017, más del doble de lo importado en el 2011, lo cual contradice al planteamiento de Pemex.
La comparación estadounidense
Aunque Estados Unidos haya sido un gran demandante de gas natural de países extranjeros, su mercado enérgetico está cambiando rápidamente.
Nuestro vecino está pasando de ser un importador de gas natural a tener suficiente producción para satisfacer su enorme consumo interno, y tener de sobra para la exportación.
Actualmente, EU importa cerca del 11 por ciento de su consumo de gas natural, pero en base al alto crecimiento de su producción, y aunque su consumo de gas natural aumentará un 5.7 por ciento en los siguientes 20 años, se espera que para el 2035 tenga un balanza comercial de gas natural prácticamente nivelada.
Se estima que México necesitará una inversión de 10 mil millones de dólares anuales por los siguientes diez años para duplicar la producción, y aún sería insuficiente dada la tendencia creciente de nuestro consumo de gas natural.
Algo que le ha beneficiado notoriamente a Estados Unidos es la explotación de pozos de gas shale.
Aunque existe un alto interés de Pemex de explotar el potencial de gas shale que existe en México, aún estamos a años de distancia de la producción estadounidense.
Mientras que en México estamos operando los primeros 12 pozos, solo en Texas ya existen más de 6 mil pozos de gas shale.
¿Cómo podrá México competir en un mercado energético sin una producción nacional eficiente?